Festejo agónico para River en Rosario

Para intentar continuar con su seguidilla de victorias, River viajó a Rosario con una formación mixta entre habituales titulares y suplentes, pensando también en el duelo ante Sporting Cristal por Copa Libertadores. En el Estadio Marcelo Bielsa, logró un festejo agónico en un encuentro muy reñido y disputado.

En el inicio el que mostró sus credenciales fue el local, que se hizo cargo de la pelota y propuso un juego de circulación en campo contrario, con paciencia a la espera de sus oportunidades. Así fue como Cristian Ferreira quedó en posición de tiro tras una buena acción colectiva, pero definió a la carrera por encima del travesaño.

A partir de allí, el líder empezó a crecer y de la mano de Ignacio Fernández, con Nicolás De La Cruz y José Paradela como laderos, emparejó la posesión. Aún así, le costó encontrar profundidad con un Miguel Borja algo aislado del circuito de juego y por momentos también lejos del área.

En ese contexto, el trámite entró en una dinámica de lucha y pierna fuerte en la que incluso pudo haberse ido expulsado Brian Aguirre por un duro planchazo contra Leandro González Pírez. Las reiteradas faltas entorpecieron el desarrollo entre dos equipos que se caracterizan por un fútbol de sociedades y pelota por el piso.

En el complemento, el escenario no se modificó demasiado y las chances, para los dos lados, llegaron de manera aislada y a cuentagotas. Los rosarinos tuvieron la más clara en los pies de Iván Gómez quien disparó desde casi 30 metros al travesaño. En la respuesta, Lucas Hoyos le tapó otro intento lejano al ingresado Pablo Solari. Un rato después, Jorge Recalde cabeceó al lado del palo y Solari se equivocó en la última decisión cuando quedó mano a mano con el arquero local.

Llegó entonces un tramo de dominio territorial de los de la Banda Roja, contra un Rojinegro que sintió el desgaste físico realizado y empezó a ceder un poco más la iniciativa y apostar al contraataque.

El puntero terminó atacando, pero no estaba fino para vulnerar a la sólida defensa de los de Gabriel Heinze que también pudieron ganarlo sobre el final con un potente disparo de Ferreira que encontró otra notable respuesta de Armani.

En la última acción de la noche, cuando el 0-0 parecía inamovible, Matías Suárez condujo con maestría una salida rápida, habilitó a Esequiel Barco y este cedió para Solari que la empujó al arco vacío para decretar una victoria trabajosa y muy festejada para River que estiró una racha excepcional en una cancha muy complicada.

Fue otro triunfo anímico de un equipo envalentonado, con la moral en alza, que demostró que también aprendió a sacar adelante partidos con más lucha que juego. Ahora, volverá a ponerse el chip internacional para su primera presentación copera del 2023 en el Monumental.