Una dosis de confianza para River en el Bajo Flores

Un River golpeado por las dos derrotas consecutivas que lo habían alejado de la pelea de arriba en el campeonato llegó al Nuevo Gasómetro con la intención de revertir esa imagen contra San Lorenzo. Y aunque no brilló, hizo su trabajo y se llevó lo que fue a buscar en el clásico.

Los dirigidos por Marcelo Gallardo mostraron sus intenciones desde el arranque frente a un Ciclón que le cedió el terreno y la iniciativa, agazapado para tratar de explotar el contragolpe. A espaldas de Malcom Braida la visita encontró sus mejores oportunidades y fue por allí que Pablo Solari se filtró para exigir por primera vez a Augusto Batalla.

De a poco, los de la Banda Roja fueron conquistando el mediocampo y se aproximaron también con tiros de media distancia de Santiago Simón y Nicolás De La Cruz, mientras los dueños de casa empezaban a encontrar sus llaves en la habilidad de Nahuel Barrios y en la búsqueda aérea con la pelota parada.

Cuando el trámite, ya de desarrollo mucho más físico, parecía encaminarse al descanso con el resultado cerrado, un error de los de Boedo en la salida y un posterior despeje corto hacia el centro encontró en buena posición a Emanuel Mammana, quien capturó el rebote a la carrera y, desde la medialuna, acomodó su disparo contra un palo.

La ventaja resultó justa para un River que, sin brillar, había hecho más méritos que su rival para convertir y había manejado los tiempos del encuentro con cierta profundidad.

Apenas comenzado el complemento, los del Muñeco estuvieron muy cerca de ampliar la diferencia cuando, tras una muy buena acción colectiva desde el centro hacia la derecha, los sucesivos remates de Esequiel Barco y Lucas Beltrán rebotaron en la cobertura de la defensa azulgrana.

Atado a su libreto, San Lorenzo tuvo dificultades para encontrar claridad cuando tuvo que salir a buscar y eso favoreció a los de Núñez que se dedicaron a mover la pelota mientras el reloj corría y esperaron, con paciencia, algún hueco para tratar de volver a golpear.

Sin embargo, el encuentro que parecía tranquilo para la visita se tornó cuesta arriba cuando Andrés Herrera cometió dos infracciones consecutivas por llegar a destiempo en la mitad de la cancha y fue expulsado por doble amonestación. Entonces, llegó el momento de la resistencia riverplatense.

Con un extenuado Enzo Pérez como abanderado y un reacomodamiento defensivo, el Millonario se propuso aguantar los embates de un oponente sin lucidez pero con el empuje de su gente y mucha actitud para ir por la igualdad.

El ingresado Nicolás Blandi, en un muy buen anticipo ofensivo, logró el ansiado festejo en el Bajo Flores, pero la jugada fue correctamente anulada por posición adelantada del ex Boca en el momento de la ejecución del centro.

A puro corazón, cuando las piernas ya no daban abasto, River pudo sostener la victoria. Obtuvo así tres puntos clave para seguir con vida en la Liga Profesional de Fútbol y lo que puede ser una inyección anímica de cara al tramo decisivo de la temporada.