RIVER PLATE

Un paso al frente para el River de Demichelis

Aunque le costó abrir el resultado y sigue sufriendo cuando lo atacan, el Millonario mostró una versión mejorada y volvió a encaminar su búsqueda futbolística en Victoria.

Daniel JayoGetty

Después de una pretemporada auspiciosa en la que se había medido con bastante éxito con rivales internacionales, River comenzó la temporada oficial con algunos vaivenes que dieron cuenta de que todavía necesitaba tiempo para ajustarse a la propuesta del nuevo cuerpo técnico.

La salida de Marcelo Gallardo y la llegada de Martín Demichelis implicaron la vuelta a fojas cero en la construcción de un proyecto futbolístico que, si bien tiene coincidencias con el anterior en su espíritu, también difiere en ciertas cuestiones tácticas.

El Millonario había ganado con comodidad en Santiago del Estero, luego había caído en Córdoba dejando una pálida imagen y, la semana pasada, había vencido con lo justo y con polémica a Argentinos Juniors, con más actitud que juego.

Por eso, Tigre parecía ser la medida ideal para determinar dónde estaba parado el equipo de Micho en cuanto a su evolución. Un rival de los más aceitados del fútbol argentino, con un estilo bien definido, que no especula y que tiene un notable poderío ofensivo con Mateo Retegui como punta de lanza.

En ese contexto, los de la Banda Roja fueron a Victoria a imponer sus condiciones. El DT planteó un novedoso 4-1-4-1 en el que José Paradela y Pablo Solari llegaban desde atrás por las bandas para abastecer a Miguel Borja, pero también colaboraban con la primera línea de presión en tres cuartos de cancha. En tanto, Ignacio Fernández y Esequiel Barco eran los encargados de la generación en el carril central.

Al esquema que le dio buenos resultados a River en la primera mitad se sumó un versátil Milton Casco que en el retroceso era un lateral izquierdo clásico, pero cuando atacaba se ubicaba como doble pivote con Enzo Pérez, como interior y hasta por momentos como enganche, moviéndose por todo el ancho del campo.

Con esas herramientas, más los centrales muy atentos para contener el peligro latente que siempre genera Retegui, la visita manejó los tiempos con la pelota a la espera de encontrar el hueco para hacer daño. Por momentos, eso sí, pareció excederse con la paciencia en los metros finales.

Alguna aceleración más post-recuperación o algún remate preciso desde afuera cuando se abría el espacio podrían haber significado un triunfo más holgado. La falta de determinación en el último tramo de la cancha, en cambio, derivó en el sufrimiento del final.

Daniel JayoGetty

Casi todo el tiempo dio la sensación de que el gol llegaría por decantación, pero River también demostró que sigue siendo frágil cuando el oponente asume la iniciativa, algo que este sábado solo pasó en los minutos posteriores a la apertura del marcador. Fue allí cuando el Matador hizo que Franco Armani se luciera para evitar el empate, aún cuando hasta entonces su trabajo se había ceñido mayormente a descolgar centros.

Los de Núñez jugaron a su gusto entre las dos áreas, pero fallaron otra vez en las zonas de definición, lo que podría haberles significado perder algún punto en un encuentro en el que haber plasmado su superioridad ya implicó un avance evidente en su progreso futbolístico.

Por supuesto que se trata de un proceso incipiente en el que se necesitará de más rodaje para acoplar piezas y que aún faltan hombres muy importantes que están ausentes por lesiones. Mientras tanto, la convicción y la confianza crecen a base de resultados positivos y River ocupa el tercer lugar en la tabla, a solo tres puntos del líder Lanús.

Se vienen Banfield por el Trofeo de Campeones, con una posible final con Boca en la mira, y Arsenal de Sarandí por el campeonato. Son dos rivales golpeados, que aún no ganaron en la Liga Profesional, y quizás otras buenas oportunidades para encauzar un barco que, de a poco, parece ir entendiendo las indicaciones de su timonel.

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