River y otro traspié en casa

Después de dos triunfos en fila, River volvió al Mâs Monumental para tratar de extender su racha ante Sarmiento. Sin embargo, volvieron a faltarle ideas y a sobrarle problemas defensivos y cayó 2-1.

El arranque del Millonario fue prometedor, con intensidad en la presión y buena circulación de juego, pero con dificultades para encontrar profundidad frente a la sólida última línea visitante.

Mientras el Verde apostaba a la pelota parada como único recurso, los de Núñez llegaban bien hasta el borde del área, pero morían casi siempre en centros imprecisos de Santiago Simón o de Elías Gómez.

Promediando la etapa inicial, se vio lo mejor de los de la Banda Roja, con un par de disparos lejanos de Miguel Borja y Agustín Palavecino y otra acción que los tuvo a ambos como protagonistas, cuando el ex Platense cruzó un buscapié que el colombiano no alcanzó a conectar.

Pero los de Israel Damonte, que hasta allí parecían inofensivos, llegaron a fondo en su primer avance y Guido Mainero se filtró entre Gómez y David Martínez para definir contra el palo ante la salida de Franco Armani.

Entonces, River cayó en la trampa de su propio nerviosismo y de la ancha e inquebrantable defensa juninense y profundizó una fórmula que no le había dado ningún resultado.

Para colmo, Armani dudó a la salida de un tiro de esquina, nadie tomó la marca de Federico Andueza y el uruguayo cabeceó para convertir el 2-0 para un Sarmiento que se ajustó a su libreto y lo completó con una asombrosa efectividad.

Para el complemento, Marcelo Gallardo movió el banco de suplentes y antes del cuarto de hora ya había hecho ingresar a Nicolás De La Cruz, José Paradela y Juan Fernando Quintero, además de Paulo Díaz para armar una línea de tres en el fondo.

A pesar de esto, el resultado pudo haberse ampliado cuando Emiliano Méndez capturó un rebote en la puerta del área y estrelló un remate en el palo que recorrió toda la línea y salió por el lado opuesto.

Sin mucha lucidez pero con empuje, los dueños de casa fueron al frente y encontraron el descuento a través de Emanuel Mammana que peinó un centro que había enviado Quintero.

Con el transcurrir de los minutos, en el Mâs Monumental empezó a crecer el nerviosismo, alimentado por un juego que no fluía y por la pérdida de tiempo de los jugadores visitantes.

A pesar de la insistencia hasta el final, a River no le alcanzó y terminó masticando la bronca de otra derrota que derriba los cimientos que había construido en las fechas anteriores y vuelve su progreso a fojas cero. La próxima semana, se medirá con Independiente.