RIVER

River no arranca y siente la falta de gol

El Millonario sigue por momentos sin entrar en sintonía con el juego y sin convertir en la Liga Profesional de Fútbol. Gallardo se mostró preocupado pero cauto.

Luciano BisbalGetty

“Estamos en una racha negativa pero no hay que desesperarse ni confundirse”, reflexionó el entrenador de River todavía masticando bronca, en Santa Fe, tras la derrota ante Colón que extendió a tres encuentros la racha sin ganar ni marcar goles.

Se trata del peor arranque de campeonato en un ciclo que ya lleva ocho años y que mantiene una postura inamovible: cuando no se dan los resultados, no se requieren volantazos bruscos, sino convencimiento de que el camino es el correcto y la profundización de una idea que, de una u otra manera, hasta ahora siempre salió adelante.

En eso trabaja Marcelo Gallardo, que por el momento apenas logró imprimirle su sello característico a este equipo en algunos tramos de los partidos contra Defensa y Justicia, Atlético Tucumán y el de anoche frente al Sabalero. Con esos ratos de lucidez, solo le alcanzó para cosechar 2 puntos de 9.

Es cierto que el Muñeco debió afrontar muchas bajas entre convocatorias internacionales y lesiones, por lo que recién ante Unión o Lanús podría conformar algo similar a lo que sería su alineación ideal con el plantel del que dispone. El recambio sigue sin responder a la altura de los habituales titulares.

En el horizonte, además, aparece la serie con Vélez por la Copa Libertadores y eso lleva a que el cuerpo técnico prefiera no arriesgar a los futbolistas que están al límite desde lo físico para poder contar con ellos en la principal competición del año. Sin Milton Casco, sin Juan Fernando Quintero y sin Matías Suárez, el Millonario pierde variantes en todas las líneas que resultan fundamentales para explotar sus recursos ofensivos.

En el Brigadier Estanislao López, los de Núñez hicieron un correcto primer tiempo, sostenido principalmente en el regreso de Nicolás De La Cruz con su claridad conceptual, su verticalidad y su desequilibrio individual en velocidad. La impericia en la definición, sin embargo, volvió a costarle caro.

En el particular contexto de un mercado que obliga a la búsqueda de al menos un atacante, las soluciones demoran y el tiempo juega en contra. La situación de Lucas Beltrán no se destraba, las charlas por Miguel Borja siguen sin llegar a un punto de acuerdo, la respuesta de Luis Suárez todavía se hace esperar y las opciones de Matías Arezo y Nahuel Bustos están en veremos.

El DT pidió más agresividad a los dirigentes para negociar y las urgencias se acentúan a partir de un déficit que hoy muestra su grupo de profesionales: a Julián Álvarez le está costando lo que antes le resultaba fácil, Esequiel Barco sigue sin arrancar del todo, Braian Romero parece peleado con el arco. River tiene actitud, pero llega poco con claridad y cuando lo hace no concreta.

El panorama se ve hoy bastante preocupante no solo por la posición en la tabla, sino por el desempeño en los últimos compromisos y, sobre todo, por la cercanía con los duelos que podrían marcar el rumbo de la temporada.

Las situaciones límite les sirvieron en general a Gallardo y los suyos para marcar puntos de inflexión y dar inicio a curvas ascendentes que varias veces terminaron en grandes logros. Hacia allí va River, con la ilusión de rearmarse desde lo futbolístico y lo anímico para volver a ser, en un mes que no le dará margen para más errores.

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