River campeón

El River de los mediocampistas se divierte

El Millonario fue campeón con holgura en la Liga Profesional y con una propuesta que respetó su historia: talento, juego asociado y buen pie en la mitad de la cancha.

JUAN MABROMATAAFP

Si bien es cierto que Martín Demichelis no tuvo demasiada injerencia en el armado del plantel de River, sino más bien heredó el que había moldeado Marcelo Gallardo, tiene un mérito indiscutible en lo que respecta a la recuperación de la confianza en algunos futbolistas y a la rápida reconstrucción de la identidad de juego del equipo. En ese sentido, la clave para un semestre casi perfecto estuvo, sobre todo, en la mitad de la cancha.

Es que el campeón de la Liga Profesional de Fútbol fue adaptando su funcionamiento con el transcurrir de las fechas, pero siempre priorizando ser dominador, pararse en campo contrario y manejar los partidos a su criterio.

El regreso de Ignacio Fernández fue tal vez la primera buena noticia que recibió Micho en su gestión, enseguida contrastada con la grave lesión de Matías Kranevitter y la inesperada partida de Juan Fernando Quintero. Lejos de excusarse, el DT empezó a probar variantes y a brindarles un respaldo adicional a sus principales talentos.

Así fue como en una de sus primeras conferencias definió a Esequiel Barco como “el jugador más desequilibrante del plantel”, cuando muchos lo miraban de reojo, y lo corrió de la banda al centro para que pueda desplegar sus mejores virtudes en el mano a mano. Todavía sin haber mostrado el 100 por ciento su potencial, hoy nadie duda de la inversión que el Millonario hizo por el ex Independiente.

De la misma manera, el entrenador ratificó su admiración por el progreso de Rodrigo Aliendro: “Me enorgullece. Cuando arrancó la temporada no conocía su plenitud porque él venía de un año con mucha lesión y si bien arrancó como titular, luego lo quité y se fue poniendo cada vez mejor, no puedo decir que es volante central porque hace de todo”. Fue a partir de su reacomodamiento táctico que el hombre surgido en Chacarita se transformó en el motor riverplatense.

A Nicolás De La Cruz, Micho lo definió como “quizás el mejor volante del fútbol argentino” y de Enzo Pérez simplemente dijo que “no es uno más” por su personalidad y su jerarquía y que “él va a decidir qué día se marchará de River”. En definitiva, ese deslumbramiento del técnico por sus administradores de juego se tradujo también en las formas que lo llevaron al éxito.

Los de la Banda Roja fueron fieles a su historia con un medio nutrido por cinco hombres de buen pie, que generaron constantes sociedades para abastecerse, aunque también mostraron destellos de categoría individual en circunstancias adversas.

“Me gusta mucho jugar 4-3-3 con extremos, pero empezamos a tener dificultades en el retroceso”, reconoció el conductor del incipiente proyecto allá por abril, cuando todavía no tenía definido el esquema y seguía probando nombres en busca de una formación base que tampoco había aparecido a lo largo de 2022 bajo el mando del Muñeco.

La merma en el nivel de los atacantes le facilitó la decisión y optó por quedarse con un solo hombre de punta (en general Lucas Beltrán) y, detrás de él, volantes con libertad y con vocación para romper líneas y pisar el área rival varias veces por partido.

El flamante ganador del campeonato es también el equipo con mayor porcentaje de posesión (casi 64%) y eso da cuenta de un estilo que lo caracteriza. “River tiene un espíritu obsesivo por tener la pelota”, le explicó Demichelis a La Nación en una entrevista publicada el pasado jueves.

En la misma charla, reveló sus principios, los que aprendió en Núñez y perfeccionó en Europa: “No concibo otra manera de poder enseñar ni de convencer. Y me siento feliz cuando veo tantos pases, tanta rotación”. Bajo ese lema, su River se divierte, se consolida y se ilusiona.

Vendrá la etapa decisiva de la Copa Libertadores, donde también entrarán a tallar otros factores (solidez defensiva, fortaleza anímica, efectividad en ataque), pero los flamantes campeones del fútbol argentino ya tienen parte del terreno ganado: saben bien a qué juegan y lo hacen respetando el pasado para construir el futuro.

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