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ROLAND GARROS

Diego Schwartzman y el premio a la constancia

Tras más de tres años sin salir del Top-30 del ránking ATP, consigue por primera vez colarse en el Top-10. Es uno de los jugadores más admirados por el resto de tenistas del circuito.

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Diego Schwartzman y el premio a la constancia
Clive BrunskillGetty Images

Diego Schwartzman ha cumplido otro sueño convirtiéndose en el duodécimo argentino que se cuela en el Top-10 del ránking ATP. Antes que él solo lo consiguieron leyendas de la talla de Guillermo Vilas, David Nalbandian o Juan Martín del Potro. Y este hito no es casualidad: se trata de un premio al trabajo de muchos años. Un sacrificio que, poco a poco, le ha ido dando frutos al hasta hoy, que vive uno de los mejores momentos de su carrera.

Lo conseguido en el Masters 1000 de Roma no era más que un aviso para el resto: a Roland Garros vamos con todo. Se ha metido en semifinales de un Grand Slam por primera vez en su carrera y lo ha hecho dejando un partido contra Dominic Thiem que se recordará durante años. El mérito no fue solo superar al actual campeón del US Open y número 3º del mundo, es que lo hizo en un duelo que agotador que duró más de cinco horas. Un ejemplo de lo que ha sido su vida: trabajar sin parar hasta conseguir el objetivo, por muy difícil que parezca el reto.

Ya desde niño no lo tuvo fácil. Su altura (1,70 centímetros) siempre ha sido un hándicap, pero no el único. "He tenido problemas mayores que medir 10 centímetros menos que todos los demás. Tengo muchas razones por las cuales no hubiera llegado a ser tenista profesional y ninguna de ellas tiene que ver con mi altura", comentaba en una entrevista para la web de la ATP.

Su familia se vio duramente afectada durante la crisis económica que vivió Argentina en los años '90. Tras una época de bonanza, las empresas familiares empezaron a flaquear y la familia Schwartzman se quedó con lo justo para subsistir. "A causa de que no teníamos mucho dinero, empezar a jugar al tenis era más difícil. Hacíamos lo que estuviera en nuestras manos para poder viajar a los torneos. Incluso vendíamos pulseras, competíamos hasta en eso para ver quien vendía más", añade.

Eso no frenó a Diego, que se centró en esforzarse al máximo para llegar a lo más alto. Siendo un adolescente, a pesar de la altura, seguía destacando. Esto le valió para formar un equipo que empezó a ayudarlo en todos los aspectos, incluido el económico. Su ascenso no fue tan rápido como el de otros tenistas, pero si más regular.

En 2014 entró en el Top-100 y no se ha permitido salir desde entonces. En 2017 ocurrió lo mismo, pero entrando en el Top-30. Un tenista cuyas principales virtudes son la regularidad y la confianza. Siempre mejorando y sin caer en la relajación.

Esto también le ha valido para convertirse en uno de los tenistas más admirados y, a la vez, más queridos del circuito. El resto de jugadores ensalzan su capacidad de plantar cara a cualquier rival (a pesar de la altura). También valoran su buen ánimo y confianza dentro de la pista. Tiene un carisma especial.

Contra Rafel Nadal tendrá otra oportunidad de lucirse ante el planeta tenis. Aunque no es un rival que se le dé especialmente bien, fue capaz de derrotarlo en su último duelo en Roma. Pase lo que pase, Schwartzman no lo pondrá fácil. Y si cae, volverá a levantarse más fuerte.