La foto viral del Pulga Rodríguez que recuerda sus orígenes humildes

El futbolista que metió a Colón en la final de la Sudamericana tuvo una infancia muy difícil y a los 18, mientras era ayudante de albañil, casi deja el fútbol.

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La foto viral del Pulga Rodríguez que recuerda sus orígenes humildes

Luis Miguel Rodríguez se dispone a patear el último penal de Colón, ese que puede darle al Sabalero la clasificación a la final de la Copa Sudamericana dejando a Atlético Mineiro en el camino. El estadio Mineirao de Belo Horizonte lo silba, lo insulta, intenta amedrentarlo. El Pulga se para a 12 pasos de la pelota, otra vez, pero ahora hace delirar a los amantes del fútbol con una tiro sublime en el que miró para un lado y definió para el otro. En la cancha o en sus casas, los hinchas estallan en aplausos.

Hoy el Pulga tiene 34 años y triunfa en Colón con la misma fórmula con la que se convirtió en figura de su querido Atlético Tucumán: seriedad, compromiso, trabajo y una calidad indiscutible. Pero la realidad del futbolista que logra ser admirado por hinchas de (casi) todos los equipos no siempre fue la misma y una foto que se hizo viral en las redes sociales recuerda los orígenes humildes del jugador.

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El Pulga nació en Simoca, provincia de Tucumán, y se crió allí junto a sus papás y sus ocho hermanos. Su infancia estuvo marcada por el fútbol pero también por el esfuerzo de sus padres para poner un plato de comida en la mesa cada día. "Empecé a jugar en Simoca, atrás de nuestra casa. Había piedras, vidrios, pozos. Jugabas descalzo. A veces, con zapatillas, pero tenías que pensar que tenías que ir a la escuela y las podías romper. El primer par de botines me los compró mi papá de la feria. Costaban 30 pesos. ¡Un sacrificio hizo para comprarme un par de botines! Me los trajo porque tenía la pelota y siempre rompía las zapatillas. Todos los días pateando. Habló con mi mamá y le dice 'le voy a comprar un par de botines, después vemos cómo hacemos para comer'. Y fue y me trajo los botines y una pelota" recordó en una entrevista con La Gaceta.

El fútbol le dio alegrías desde chico, tanto que a los 13 años se fue a Italia, casi lo ficha el Real Madrid y a los 16 iba a pasar a Rumania, pero un representante lo dejó varado en Bucarest y volvió a Tucumán, donde a los 17 decidió colgar los botines, se puso a trabajar como ayudante de albañil y a jugar partidos por plata.

Sin embargo en 2004 reactivó su carrera en Racing de Córdoba y, 15 años después, es admirado y reconocido por lo que hace adentro ya afuera de la cancha.