Sufrir con D10S de nuestro lado es más lindo
Mientras escribo estas líneas, la emoción me atraviesa el cuerpo de punta a punta. La mente intenta tranquilizarse para poder explicar en palabras lo que siento, que es lo mismo que sienten más de 45 millones de personas, pero es imposible sacarse de la cabeza la imagen del Dibu Martínez volando de palo a palo y de Leo Messi, nuestro emblema y capitán, gritándole al mundo que acá estamos, más vivos que nunca.
Nos gusta sufrir, no hay vuelta que darle. Si no nos cuesta, parece que no vale. En los cuartos, como el otro día vs. Australia, la mano venía tranquila, pero el destino quiso que se complique todo. Al fin y al cabo, con el diario del lunes sobre las manos, ganar así se disfruta un poco más. Tene otro sabor y nos hace inflar el pecho para encarar todo lo que viene.
El fútbol nos da vida, nos renueva el alma y nos hace olvidar que en esta parte del mapa pueden faltarnos un montón de cosas que pueden suplirse, aunque sea por unas horas, gracias a la pelota. Sudamérica no es tan feo como algunos quieren pintarlo.
Messi nos defiende. Nos cuida. Nos protege de aquellos, como Van Gaal, que quieren hacernos creer que su talento está acabado. Con sus goles nos devuelve la ilusión y con sus gestos maradonianos nos confirma que Diego está acá, entre nosotros, alentando a la Selección como toda la vida.
El martes se vendrá Croacia y la moneda volverá a flotar por el aire. El objetivo de jugar los siete partidos está cumplido, pero nunca fuimos de conformarnos. Con D10S de nuestro lado es más fácil soñar.