El día perfecto para dar el golpe
Acá estamos. Nerviosos, ansiosos, ilusionados, expectantes, con cierto temor lógico producto de lo que genera la previa de una final de la Copa del Mundo, pero con la confianza intacta en lo que puedan llegar a hacer quienes nos vienen representando dentro de la cancha desde hace un largo tiempo.
En las calles no se habla de otra cosa que no sea el partido de este domingo. El “muchachos, ahora nos volvimos a ilusionar” se escucha en los cumpleaños, en los colegios, en las oficinas de trabajo, en el transporte público y hasta en las Iglesias. El Mundial nos atravesó por completo y nos hizo mostrarle al Planeta Tierra que podemos tener millones de defectos, pero nadie siente esto como nosotros. No sé si mejor o peor, pero diferente seguro.
Esto no entiende de generaciones, no pasa de moda. Porque los grandes buscan reencontrarse con lo vivido en 1978 y 1986, cuando Kempes y Maradona pusieron el mundo a sus pies, mientras que los más jóvenes ansían ver a Messi levantando el trofeo por el cual cambiaría los otros 41 títulos que ganó a lo largo de su carrera profesional.
Sobran las palabras. No hay mucha más vuelta que darle. El momento tiene que ser ahora. Por los que viajaron dejando casi todo de lado, por los que alientan desde acá, por Diego, por Lionel, por Scaloni y, sobre todo, por aquellos que encuentran en la pelota una de las pocas razones para ser felices. ¡Vamos Argentina!