Un triunfo vital para un River con oficio

Con la necesidad de reponerse en el Grupo D de la Copa Libertadores tras el debut con derrota en Bolivia, River debía recibir a Sporting Cristal en el Mâs Monumental. Y después de sufrir el primer tiempo, logró imponerse en el segundo para ganarlo con justicia 4-2.

Aunque se presumía que los peruanos podrían salir a especular con el resultado, no tardaron en demostrar su poder de fuego de pelota parada. En la primera del encuentro, el zaguero brasileño Ignacio cabeceó sin marca en el área local y abrió el marcador.

Obligado a salir a buscar, el Millonario se hizo cargo de la pelota y empezó a rodear a Renato Solís. El sólido bloque defensivo visitante aguantó la embestida un rato, pero no pudo evitar que un preciso centro de Enzo Díaz fuera conectado por Nicolás De La Cruz para igualar las acciones.

Entonces, las posturas de los dos equipos se acentuaron: mientras los de la Banda Roja administraban la pelota y profundizaban cuando encontraban algún hueco, los Celestes esperaban agazapados para salir de contragolpe.

Tras unos minutos de asedio en los que Salomón Rondón cabeceó al palo, una notable maniobra individual de Esequiel Barco que finalizó con un disparo al primer palo desniveló el resultado en favor de los dueños de casa.

Pero cuando parecía que el trámite se simplificaba, el fondo riverplatense que hoy lució desacoplado en el retroceso le facilitó una corrida a Washington Corozo que fue bajado desde atrás por Enzo Díaz. El árbitro colombiano Jhon Ospina no dudó y lo expulsó por impedir una ocasión manifiesta de gol.

Como si ese golpe no hubiera sido suficiente para los argentinos, de ese tiro libre desde la medialuna se hizo cargo el propio Corozo, quien ejecutó con maestría al palo de Franco Armani y le devolvió la paridad al partido.

En el complemento, todo indicaba que el desarrollo se podría tornar todavía más complejo para River, pero el fuego sagrado del equipo y las lúcidas decisiones de Martín Demichelis inclinaron la balanza, incluso a pesar de la desventaja numérica.

El ingreso de Rodrigo Aliendro le devolvió el equilibrio al mediocampo y el de Pablo Solari le dio una nueva variante al ataque por la banda derecha, donde el delantero puntano halló los espacios para llegar al fondo y lastimar.

Luego de uno de los reiterados desbordes del ex Colo-Colo, Barco capturó un rebote y remató en dos instancias para anotar el 3-2 y provocar el estallido del público presente en Núñez, que empezó a creer nuevamente que la victoria era posible.

El contagio se dio de la cancha hacia afuera y viceversa, entonces llegó el cuarto mediante una sensacional asistencia de Enzo Pérez y una definición exquisita de emboquillada de Solari que coronó su gran noche.

Quedaba casi media hora que transcurriría entre la impotencia de Sporting Cristal y la jerarquía de River que resistió con oficio, lejos de su arco y casi no pasó sobresaltos.

Fue otra victoria trascendental para la consolidación del equipo y sobre todo para acomodarse en la Libertadores, a la espera de unas semanas de intensa competencia en el plano internacional y también en el local, donde se acerca el Superclásico.