Sin Messi también se puede: Argentina no para de ganar
No importa si el partido es por los puntos o un simple amistoso. Da igual si se juega en Sudamérica o en Asia. Tampoco interesa demasiado si enfrente está Francia o Indonesia. La Selección Argentina no subestima a ningún rival y reafirma su ADN competitivo en cada presentación.
Lionel Scaloni no baja la intensidad. Camina al lado del banco de suplentes como si cada compromiso se tratara de la final del mundo. El mensaje de que con esta camiseta está prohibido relajarse llega y se ejecuta a la perfección en el campo de juego. Por eso, los que dan sus primeros pasos rinden tanto como los que ya tienen varias medallas colgadas.
La ausencia de Messi siempre se siente, pero ya no tanto como en esas olvidables épocas en las que se lo tomaba como un salvador. Claro que cuando Leo no juega todo es un poco más triste, pero la Albiceleste demuestra que igual puede salir a flote sin el capitán del barco. No es un dato menor teniendo en cuenta que hasta hace algunos años el único proyecto que había era pasarle la pelota al 10.
En poco tiempo sucedieron muchas cosas: la conquista de la Copa América en el Maracaná, el baile a Italia en Wembley para obtener la Finalissima y la gloria eterna en Qatar después de alzar la Copa del Mundo. El éxito se celebra a cada rato, pero el deseo de ir por más está latente. Y ahí, en ese hambre de gloria, está la clave que nos hizo volver a ver nuestra bandera en la cima del mundo.