Óscar y un debut que ilusiona a todo Boca

Cuando un jugador talentoso ingresa a un equipo que le cuesta tener buenos pasajes futbolísticos y encontrar esa regularidad que le permita imponer condiciones, se nota mucho. Porque si bien este deporte se trata de algo colectivo, en donde nadie gana solo, la injerencia que tienen los que saben tratar a la pelota de otra manera es total.

Óscar Romero, quien prometió profesionalismo el día de su presentación, tuvo su bautismo con la camiseta de Boca y no desentonó. El volante paraguayo salió a jugar como si tuviese toda una vida en el club, se hizo bandera en la mitad de la cancha, las pidió todas y culminó la noche cordobesa con dos asistencias: la primera a Nicolás Orsini, la segunda a Luis Vázquez.

El volante paraguayo, que lleva la número 11 en su espalda, se movió por la zona central del campo de juego. Con la bola cerca de su zurda, y con la cabeza levantada para buscar la mejor opción de pase, hizo jugar a todos. Apostó por el toque corto para no perder posesión, lateralizó cuando hubo que hacerlo, aprovechó las diagonales de los atacantes para filtrar y también se animó a probar desde media distancia, para dejar en claro que en esa materia también se defiende. Figura.

Ahora, llega el momento de lo más complicado para un profesional: mantenerse y encontrar regularidad para estar siempre en un buen nivel. Sobran ejemplos de jugadores que empezaron bien y terminaron sin pena ni gloria, apagándose con el paso del tiempo. Pero, más allá de la cautela necesaria que requieren estos análisis, es imposible no ilusionarse con lo que Óscar pueda aportarle a este Boca que necesita inyecciones de juego en la zona central.