Argentina va por más gloria en Wembley
La historia pone a la Selección Argentina, otra vez, ante un partido de esos que te marcan. El duelo de esta tarde ante Italia no tendrá la trascendencia de una final de una Copa América ni de un Mundial, pero es una gran chance para seguir escribiendo las páginas que leerán las próximas generaciones. El rival, el estadio, el país, la ciudad y la presencia del mejor jugador del mundo, Lionel Messi, hacen que la Finalissima sea una oportunidad inmejorable para sumar una nueva estrella y traer el trofeo a un país que refugia en el fútbol para sonreír.
Luego de las polémicas declaraciones del francés Kylian Mbappé, quien de alguna u otra manera menospreció el nivel que hay en Sudamérica, los dirigidos por Lionel Scaloni están ante la posibilidad de seguir consolidándose como equipo y demostrar que de este lado del continente no tienen nada que envidiarle a los de allá. “Jugar con esta camiseta implica disputar de igual a igual todos los partidos. Eso vamos a hacer ante Italia, independientemente de si conseguimos el título o no”, declaró el entrenador que le devolvió la ilusión a quienes estaban un tanto alejados de la albiceleste. La receta parece ser la misma con la que se produjo el jaque mate en el mítico Maracaná el 10 de julio de 2021: trabajo, sacrificio, perfil bajo y sentido de pertenencia por los colores.
En su última entrevista televisiva, Messi agradeció el apoyo y el respeto con el que se lo viene tratando desde hace un tiempo a esta parte. De alguna u otra manera se mostró terrenal, más allá de que muchas veces su zurda se encargue de afirmar que no lo es, y compartió su sentimiento. Pese a que a muchos nos duela el hecho de solo pensarlo, el crack rosarino sabe que pueden ser sus últimos encuentros con la camiseta de sus amores, a la cual nunca le dio la espalda, por eso lo que suceda hoy en Wembley no será algo más para él ni los suyos. La ilusión de conseguir su 40° título personal, en su sexta final con Argentina, es el combustible necesario para mantener vivo el hambre de gloria del hombre que nunca se cansó de intentarlo.
Las entradas están agotadas y más de 80 mil personas harán latir a una de las canchas más emblemáticas. Las banderas argentinas con la cara de Diego Armando Maradona ya flamearon en las calles céntricas de la capital inglesa y en un rato harán lo propio en la Catedral del Fútbol. Con Emiliano Martínez parado bajo los tres palos, con Nicolás Otamendi comandando la última línea, con Rodrigo De Paul custodiando el mediocampo y con Ángel Di María buscando otro de esos goles que venzan al paso del tiempo, La Scaloneta quiere dejar su firma en Londres, al igual que lo hizo en Río de Janeiro, y llegar con el pecho inflado a la cita mundialista de fin de año.
“Ya salimos campeones en el Maracaná y eso es insuperable. Pero si tenemos que elegir otro estadio para levantar una copa es Wembley: todos los argentinos queremos ganar en Inglaterra”, dijo Dibu y le puso el condimento justo y necesario al choque contra los tanos. Por eso, a quienes teman por perder el invicto habrá que explicarles que no existe mejor manera de palpitar una Copa del Mundo que con un mano a mano contra una selección que levantó cuatro veces el trofeo que con el que venimos soñando desde 1986.
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