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BOCA JUNIORS

Retroceso: Boca volvió a perder jugando a la nada misma

Como en los últimos encuentros con Russo, el equipo de Battaglia se mostró vulnerable ante la primera situación adversa. Las formas siempre importan.

Boca Juniors' defenders Carlos Izquierdoz (R) and Colombian Frank Fabra leave the field after being defeated 2-1 by River Plate in their Argentine Professional Football League match match at the Monumental stadium in Buenos Aires, on October 3, 2021. (Photo by Juan MABROMATA / AFP)
JUAN MABROMATAAFP

Cuando parecía que se alejaba de aquellos fantasmas del mal juego, los pocos remates al arco, las casi nulas sociedades en la mitad de la cancha, Boca volvió a tropezar con la misma piedra y se fue vacío del Monumental. No solo por la derrota en el Superclásico, sino también por la imagen que dejó ante el eterno rival.

La expulsión de Marcos Rojo, a los 15 minutos del primer tiempo, rompió cualquier tipo de plan. Ante la apresurada decisión del árbitro Rapallini, Sebastián Battaglia quitó a Edwin Cardona, uno de los que podía darle fútbol, metió a Carlos Zambrano para armar otra vez la línea de cuatro defensores y prácticamente entregó el partido.

Los dos tantos de Julián Álvarez, con responsabilidad de Agustín Rossi en ambas jugadas, fueron verdaderos mazazos para los de la Ribera, que estuvieron lejos de lo mostrado tras la asunción del "León" y se parecieron muchísimo a los tan criticados equipos de Miguel Russo. La experiencia de los grandes no logró justificar la inexplicable ausencia de algunos jóvenes que, por más que no siempre se vistan de héroes y haya que llevarlos de a poco, piden pista hace tiempo.

El desarrollo del pleito se le hizo eterno a un Boca que casi ni pisó el área defendida por Franco Armani y tiró la toalla demasiado rápido, pareciéndose en nada a los conjuntos que alguna vez el propio Battaglia supo integrar. Los 20 minutos que Aaron Molinas estuvo en cancha sirvieron para demostrar que al fútbol se juega primero con la pelota en los pies y después con el DNI en la mano. ¿O acaso Román, único a irrepetible, no empezó a hacerse grande con apenas 20 y pico de años en el lomo?

La felicidad por volver a la Bombonera es el combustible necesario para transitar esta semana. Cuando la espuma por el regreso al estadio ubicado en Brandsen 805 baje un poco, habrá que hacer foco en algo que también importa: cómo se debe representar a la camiseta en esta clase de encuentros. Por eso, con el diario del lunes bajo el brazo, y la bronca por haber desperdiciado un lindo partido para demostrar de qué estaba hecho, Boca tendrá que asumir que las decisiones autodestructivas nunca lo llevarán por buen camino. Que sirva de lección.