Boca estuvo a la altura, pero el VAR le arruinó los planes

Boca llegó de punto al primer partido de octavos de final, pero terminó sorprendiendo a propios y extraños. El Xeneize se mostró ordenado dentro del campo de juego, conociendo sus limitaciones, y fue creciendo con el correr de los minutos. No solo le emparejó el trámite a Atlético Mineiro, sino también tuvo las mejores ocasiones de gol a lo largo del tiempo regular.

Miguel Ángel Russo superó a Cuca en cuanto a planteo táctico y le cortó los principales circuitos de juego al conjunto de Belo Horizonte. Nacho Fernández y Hulk, dos de sus principales figuras, no se lucieron y no fueron tan productivos como otras veces. Lo mismo ocurrió con el chileno Eduardo Vargas, quien ingresó en el complemento. Los de la Ribera no brillaron, pero tampoco sufrieron. Y esto último no es poca cosa.

El análisis de los refuerzos también dejó saldo a favor: Chelo Weigandt cumplió sobre el sector derecho, Esteban Rolón realizó un partido correcto en el centro y Norberto Briasco fue puro sacrificio en la ofensiva. Nicolás Orsini entró sobre el final, pero no pudo conectar demasiado. Debutar en Libertadores, algo poco normal para un calendario oficial, no debe ser tan fácil como parece.

Sin embargo, cualquier análisis que pueda hacerse sobre el primer cruce entre Boca y Mineiro se verá afectado por la bochornosa actuación del árbitro Andrés Rojas y el VAR. El tanto anulado al Pulpo González, que le hubiera permitido al cuadro argentino llegar con una mínima ventaja a la revancha, no tiene ninguna explicación lógica.

"Es gol confirmado", supo decir el juez colombiano en la mitad de la cancha tras la intensa protesta de los jugadores visitantes. Entonces, ¿por qué luego cambió su decisión? ¿Por qué se dejó influir por quienes deberían darle transparencia al juego? Preguntas que, lamentablemente, no tienen respuesta. O sí...