Control de daños en River
River jugó un discreto Superclásico en La Bombonera y logró rescatar un empate. Aunque Gallardo dijo que no quedó conforme, el resultado es un buen punto de partida.

Después de una semana en la que se habló mucho de bajas y posibles cambios en los dos equipos, Marcelo Gallardo optó por volver a la línea de cuatro en el fondo y ratificarle la confianza a Jonatan Maidana.
Además de sumar la experiencia de su zaguero central, el DT pretendió poblar más el mediocampo y darle, con el ingreso de Agustín Palavecino, mayor volumen de juego a su equipo.
Aunque el ex Deportivo Cali se hizo cargo en el inicio de la tarea que le encomendaron, le costó construir sociedades con un intermitente Nicolás De La Cruz y un flojo Jorge Carrascal. Sumado a eso, los delanteros tampoco tuvieron una buena tarde y todo se hizo cuesta arriba.
El encuentro que imaginó el entrenador riverplatense con la presencia de Edwin Cardona cambió radicalmente a partir de que Miguel Ángel Russo supo que no iba a contar con el colombiano y se inclinó por una defensa más nutrida y un mediocampo más batallador.
Lo cierto es que, salvo en el primer tramo del Superclásico, Boca hizo mayores méritos que River para quedarse con los tres puntos, exprimiendo sus virtudes y neutralizando las del rival. Una nueva jornada destacada de Franco Armani evitó que los locales liquidaran el trámite antes de que llegara el empate definitivo.
Y pese a que el Muñeco, minutos después de finalizado el partido, se mostró algo fastidioso y expresó que el resultado no lo dejó conforme, hay un síntoma positivo que fue una constante durante buena parte de su ciclo: cuando se juega mal y no se puede ganar, siempre es importante no perder. Más aún contra el rival de toda la vida.
El punto no vale tanto para el objetivo de clasificarse entre los cuatro primeros de la zona, pero sí es destacable por la manera en la que se consiguió, de visitante y con un rendimiento por debajo de las posibilidades del Millonario.
Ahora vendrá una etapa de construcción a partir de estos cimientos. Se necesitará más protagonismo de los generadores de juego del plantel, una defensa más segura con la consolidación de Maidana y el regreso de Gonzalo Montiel, la evolución de la confianza de Palavecino y de los demás refuerzos.
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En apenas un par de meses, River fue dos veces a La Bombonera. Con diferentes contextos, sin público y en distintas instancias de la temporada. El factor común fue que en ninguna de las dos ocasiones mostró su mejor cara, pero tampoco se fue con las manos vacías.
Mientras se esperan los próximos duelos de Copa Argentina para saber si habrá otro clásico en abril, en Núñez la prioridad pasa por ajustar las piezas para que la máquina vuelva a funcionar como el técnico pretende. Y con los daños controlados, el trabajo resultará más sencillo.
