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Copa Libertadores

El River copero no da el brazo a torcer

En un partido con vaivenes que mereció ganar pero también pudo perder, el Millonario terminó salvando un empate que lo dejó bien parado en la serie.

Actualizado a
JJPANA7342. CURITIBA (BRASIL), 24/11/2020.- El jugador Paulo Díaz de River celebra un gol hoy, en un partido de los octavos de final de la Copa Libertadores entre Atlético Paranaense y River Plate en el estadio en Arena da Baixada en Curitiba (Brasil). EFE/Rodolfo Buhrer POOL
RODOLFO BUHREREFE

Aunque la fase de grupos siempre presenta algunas complicaciones, suele decirse que la Copa Libertadores arranca a partir de octavos de final. Esta aseveración responde a que en esa instancia empiezan a verse en mayor medida todas las complejidades futbolísticas y extrafutbolísticas de uno de los torneos más competitivos del mundo. Y en ese contexto, River suele desarrollar su mejor versión.

Por experiencia y enfoque, el equipo de Marcelo Gallardo se siente en plenitud cuando le toca afrontar los cruces mano a mano y este martes empezó a transitar un nuevo camino hacia el objetivo en su visita a Athletico Paranaense.

"El mensaje es siempre el mismo, pero los jugadores no son estúpidos. Entienden cuáles son los momentos que se atraviesan", había dicho el Muñeco en la conferencia de prensa previa al partido, al ser consultado sobre la diferencia de interés entre el certamen local y el continental.

Desde el inicio, se vio a un Millonario que respondió a su obsesión copera, con el traje de protagonista en territorio ajeno, un mecanismo bien aceitado de presión y buena circulación de juego, siempre en torno al área contraria.

El primer desafío a superar era el campo de juego. Un césped mojado, rápido, particular en su composición y que ya le había traído problemas al conjunto argentino en la Recopa 2019. La adaptación a esa variable, esta vez, no resultó un inconveniente.

Por otra parte, River se enteró al bajar del avión en Curitiba que seis futbolistas rivales estaban contagiados de COVID-19, entre ellos el arquero Santos y la figura Nikão. El entrenador se aseguró de que esto no produjera un exceso de confianza en el plantel.

En el desarrollo del primer tiempo, los de Núñez adelantaron sus líneas y mostraron una evidente superioridad, pero no pudieron plasmarla en el marcador debido a las malas decisiones en el último tercio de la cancha. "Me inquieta que hoy no pudimos darle terminación a lo que produjimos", explicó el DT luego del empate agónico en el Arena da Baixada.

A esa falta de definición se sumó la debilidad en el fondo. Al equipo de Gallardo lo atacaron poco y lo lastimaron mucho en proporción. De hecho, el gol de Bissoli fue el primer tiro al arco del local en la noche.

Aún así, con todas esas cosas por corregir, River se guardó para el final su ancho de espadas en la Libertadores: un carácter que aflora en la adversidad, que se fue forjando desde 2014 hasta la actualidad y que resistió los cambios estructurales de los planteles.

Ya con las piernas cansadas por el esfuerzo que había hecho hasta entonces, sin demasiada claridad, pero con mucha entrega y coraje, el Millonario alcanzó con el cabezazo de Paulo Díaz una igualdad justa que lo dejó mejor parado de cara a la revancha.

Hará falta más de Nacho Fernández y Nicolás De La Cruz, mejores resoluciones de Matías Suárez y Rafael Borré, tener la guardia más alta en la última línea. Pero pese a que en Brasil jugó de mayor a menor, la sensación final sigue siendo positiva: será muy difícil ganarle a River.