CORONAVIRUS ARGENTINA | CACEROLAZOS

Coronavirus Argentina: otros países en los que han hecho caceroladas

La forma de protesta en el medio del confinamiento, es el cacerolazo. Aquí cómo y por qué hubo protestas con esta metodología. El caso argentino.

Actualizado a
Coronavirus Argentina: otros países en los que han hecho caceroladas

En medio del confinamiento en el mundo por el Coronavirus, no solamente en Argentina hubo protestas y distintos cacerolazos ante medidas gubernamentales que generan descontento.

Brasil:

Protestas contra Bolsonaro: Desde el 17 de marzo, no dejaron de sonar las cacerolas en Brasil. Todos los dias a las 20:30, en señal de protesta contra las políticas del líder brasilero sobre su falta de medidas concretas contra el COVID-19, al aumentar los números de casos.

Bolsonaro intentó tergiversar este acto de resistencia y lo puso a su favor: pidió a la ciudadanía que hiciera sonar cacerolas en apoyo a su gobierno y acusando a los medios de comunicación en no publicar el ruidazo a favor de su régimen.

Uruguay:

El cacerolazo también fue un método al que recurrieron muchos uruguayos para exigir medidas de protección social a los sectores más débiles durante la crisis de COVID-19. Hubo otras personas, a favor del oficialismo, que quisieron contrarrestarla con aplausos y entonando el himno nacional.

España:

El 19 de marzo de 2020, mientras el rey de España, Felipe VI, daba su discurso en cadena nacional en el que convocaba a la unión para enfrentar el COVID-19, la gente se asomó por sus balcones y ventanas para exigir que su padre, Juan Carlos I, donara cien millones de euros al sistema público de salud, que presuntamente habría recibido del rey de Arabia Saudita y que estarían guardados en un banco suizo.

Unos días después, se dio una protesta similar contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en modo de descontento por cómo están manejando la pandemia de COVID-19.

El 1 de abril, movimientos de derecha volvieron a convocar a protesta en medios sociales, con la etiqueta #Cacerolada21h para expresar su descontento sobre cómo el Gobierno está manejando la crisis de COVID-19. Sin embargo, la convocatoria tuvo poca o nula respuesta en algunas partes de la península.

Filipinas:

Kadamay, grupo urbano pobre de Filipinas, organizó un cacerolazo para reclamar la demora en las entregas de alimentos por parte del Gobierno. Como en Argentina, el confinamiento perjudicó el sustento de los trabajadores informales y vendedores ambulantes.

Una etiqueta de Twitter #ProtestFromHome -protesta desde casa- se hizo tendencia el 22 de marzo, después de que la campaña ganara el apoyo de las redes en el país.

Entre las consignas, exigían también que el Gobierno filipino haga tests masivos para detectar el COVID-19 y que haya apoyo a los sectores más afectados.

Kosovo:

Durante una semana entera, la ciudadanía estuvo se manifestando con cacerolazos desde sus balcones y ventanas para mostrar su descontento sobre la situación política actual.

En medio de la pandemia, el primer ministro de Kosovo perdería una moción de censura, entrando en una crisis política. Todo también ante la falta de respuesta gubernamental y el colapso de su sistema de salud ante la crisis sanitaria.

Argentina:

En Argentina no es el primer cacerolazo en medio de la pandemia: el 30 de marzo, hubo una protesta con caceroleada convocada por la oposición para que los políticos se bajen los sueldos para mostrar solidaridad.

El ruidazo se convocó el día después que el presidente Alberto Fernández les diga a los empresarios que "les tocó la hora de ganar menos".

Mientras Cambiemos se sumaba a esta protesta, la respuesta oficial fue que era una protesta 'antipolítica' y que, según el presidente, no habían funcionarios millonarios en su gobierno ni con "cuentas offshore" ni en guaridas fiscales como para tener que reducir sus salarios.

Además, desde el frente oficialista acusaron a la oposición de desviar el foco de discusión, que es el impuesto a la riqueza y el no permitir a los empresarios los despidos masivos, teniendo como excusa la pandemia.