SELECCIÓN
¿Refundar la Albiceleste después de echar a Sampaoli?
Consumado el fin de la era de Jorge Sampaoli al frente de la Selección Argentina, el fútbol argentino está lejos de poder enderezar su rumbo.
Consumado el fin de la era de Jorge Sampaoli al frente de la Selección Argentina, finiquitado un ciclo que comenzó con la presidencia de Claudio Tapia al frente de la AFA, por intervención de FIFA con gobierno de una maltrecha Comisión Normalizadora, el fútbol argentino está lejos de enderezar el rumbo. Se habla de "refundar" la Selección Argentina. Pero cabe preguntarse, ¿qué habían fundado antes estos dirigentes de la AFA para tener ahora que refundarlo?.
Desde el entusiasmo del presidente Tapia quien auguró que Argentina sería campeona del Mundo con Sampaoli y Messi, hasta el 4-3 frente a Francia en octavos de final del Mundial de Rusia, hubo un ciclo de un entrenador que duró 13 meses; la medida entre los éxitos y los fracasos del entrenador de Casilda.
El entrenador estuvo muy lejos de lo que se pretendía de él. Pero el análisis no puede reducirse a sus éxitos y los fracasos en la conducción, haciendo solo hincapié en la cantidad de partidos que disputó su selección.
Sampaoli asumió su cargo un 1 de junio de 2017, cuando faltaban solo cuatro partidos para el final de la eliminatoria para el Mundial de Rusia 2018. La Albiceleste naufragaba en zona de repechaje. Tres entrenadores lo habían precedido en tres años: Tata Martino, quien renunció a su cargo después de haber llegado a dos finales de Copa América (2015 y 2016) y sintiéndose menospreciado cuando los clubes no le cedieron los futbolistas para la Selección Sub 23 que debía disputar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Lo reemplazó Julio Olarticochea, el entrenador de la sub 23 en los Juegos quien fue echado por malos resultados. Luego llegó Edgardo Bauza, quien fue despedido por el presidente Chiqui Tapia para poner en su lugar a Jorge Sampaoli. Había que ser más que entrenador para enderezar un ciclo tan mal parido.
En el balance deportivo, el ex entrenador de la selección de Chile y del Sevilla no puedo consumar una idea de juego. No era sencilla la tarea, pero el entrenador confiaba en que estaba capacitado para llevarla a cabo. Llevó adelante reuniones con todos los entrenadores que pudo para sumar opiniones, para moldear el equipo que pretendía: desde Cesar Menotti , Marcelo Gallardo, Guillermo Barros Schelotto a Pep Guardiola, Diego Simeone y José Mourinho. Pero no los escuchó a ellos y siguió. Si escuchó a Messi. "En este momento siento que me toca dirigir al mejor jugador de la historia. Es todo un tema. Está por encima de las variables normales. Un tipo que se mantuvo diez años como el mejor del mundo te modifica la forma de entrenar. Es difícil asumir ese rol cuando él sabe que es mejor que tú, que ejecuta como nadie. Es una responsabilidad, pero en definitiva es un disfrute”, escribió en su libro ¨Mis Latidos¨. Pero uno de esos entrenadores le advirtió: ¨Si claudicas ante Messi estás muerto¨.
Sampaoli dirigió 15 partidos, empató 4 y perdió 4. Acaso lo que pueda reprochársele fueron sus constantes cambios de sistemas: probó 7. Sus dudas respecto a las formaciones de sus equipos: probó 15. El matrimonio de urgencia que conformó con su ayudante, Sebastian Beccacece con quien nunca tuvo una convivencia apacible y sumó inestabilidad en el grupo. Y el haber tenido dificultades para imponer su voluntad a la de los jugadores, y haber negociado su idea con los referentes del plantel sin que se imponga ni una ni la otra.
En el repaso del ciclo, queda en el recuerdo la clasificación in extremis a la Copa del Mundo en la altura de Quito con un hat trick de Messi. Y los knock out frente a Nigeria (4-2), España (6-1), Croacia (3-0) y Francia (4-3). Justamente los partidos frente a Nigeria y España fueron los que expusieron las dificultades de la Selección Argentina y anticiparon su debacle en el Mundial de Rusia.
La Albiceleste, siete meses antes del Mundial, ya mostraba que no tenía un arquero titular, ni los defensores ni los mediocampistas para el fútbol de posesión y presión tras pérdida que pretendía Sampaoli. Tampoco el lateral por derecha, el Jordi Alba que buscaba para proyectarse y romper líneas, para que Lionel Messi pudiera llegar sin pelota al área rival, y con espacios para definir. Y el equipo se desgastaba en la posesión y los pases laterales entre la defensa y las zona media del campo sin generar ningún peligro.
"El socio de Messi lo va a elegir Messi. Lo va a determinar él, porque juega siempre. El socio de otro puede ser cualquiera; como él juega, su estilo va a determinar qué es lo que más necesita”, también escribió en su libro. Y Messi había elegido a Manuel Lanzini. Ni a Giovanni Lo Celso ni a Paulo Dybala. Pero el jugador del West Ham sufrió la rotura del menisco de su rodilla izquierda un día antes del viaje a Moscú. Y su lugar fue ocupado por Enzo Perez. Sampaoli había advertido que su lista para la Copa del Mundo tenía un error: faltaban mediocampistas defensivos, y convocó al de River para corregirlo. Messi no tuvo socios en el mundial.
El entrenador de Casilda consideraba en el inicio de su ciclo, cuando Javier Mascherano todavía era jugador del Barcelona,- aunque pasaba más tiempo en el banquillo que en el campo-, que el volante ya no tenía nivel competitivo para disputar como titular una Copa del Mundo. Mascherano fue titular los cuatro partidos del mundial sin ser el mediocampistapista que necesitaba el entrenador para su idea de juego. Y aunque mostró voluntad y sacrificio, los argentinos se quedan con la imagen del jugador heroico con la cara cortada. Pero mostró dificultades para la entrega correcta de la pelota y también para la recuperación de las perdidas. Si jugó "el Jefe" fue porque Sampaoli nunca confió en otros jugadores para el recambio.
La Generación de Lionel Messi cerró su ciclo en el Mundial de Rusia como se preveía: "Con los históricos en cancha", sin que el entrenador haya podido armar el equipo que soñaba. También porque no hay jugadores de la talla de aquellos. Y la diferencia que es debate en Argentina entre los jugadores de acá y los de allá, se hizo evidente con Franco Armani, Enzo Perez, y los jóvenes Meza y Pavón.
Los dirigentes quieren la foto con los campeones del mundo. Pero éxito no es sinónimo de corto plazo. Y con Jorge Sampaoli los dirigentes ya demostraron que ni siquiera creen en los proyectos que ellos mismos promueven.
El banquillo de la Selección Argentina se consumió nueve entrenadores en diez años, durante los cuales la generación que acompañó a Lionel Messi consiguió una medalla de oro en los Juegos Olímpicos y fue subcampeona del mundo en Brasil 2014, y finalista en las Copas América de 2015 y 2016.
Con el eslogan también de que "solo sirve ganar" promovido desde la AFA y por gran parte de los periodistas y comunicadores, y los hinchas del fútbol argentino, es comprensible que entrenadores de élite como Diego Simeone o Mauricio Pochettino, los mejores, nunca han evaluado abandonar la estabilidad de los clubes en los que dirigen en Europa. También porque saben que el devaluado fútbol argentino ya no produce talentos como antes, y que la tarea de reconstruirlo llevará décadas de un trabajo que ni siquiera se inició, y que si ellos estuvieran al frente de la Selecciones Argentina, tendrían poco margen para desarrollar si la única premisa es conseguir el éxito inmediato.
Los dirigentes, después de consumada la eliminación de la Selección Argentina en el Mundial de Rusia dijeron a los periodistas:"Ahora sin Sampaoli vamos a llevar a cabo nuestro plan". Pero…¿cómo?¿Sampaoli con un contrato y un proyecto de cuatro años por delante no era el plan para las selecciones?. "No, ahora vamos refundar las selecciones". Y la palabra 'Refundar' ya se convirtió en un eslogan. Desde el periodista en el piso de un gran canal hasta el taxista, y la señora Olga en el mercado con el carnicero repiten: "Hay que refundar la selección". ¿Pero cómo?. Todavía falta que expliquen cómo van a refundar no a las selecciones argentinas, sino el fútbol argentino donde se desprecian entre los dirigentes por disputas de poder en las que el gobierno nacional no deja de entrometerse en la AFA. Con contratos con las grandes empresas de televisión a las cuales les vendieron más que los derechos del fútbol.
Con periodistas que promueven el eslogan de que solo sirve ganar y la intolerancia. Con entrenadores a los que se les exige el éxito a cualquier precio, depreciando los tiempos de formación de un equipo y la consolidación de una idea de fútbol. Con falta de educadores para llevar adelante procesos de formación a largo plazo, porque es una tarea mal retribuida. Con jugadores jóvenes que son comercializados desde niños, porque solo se los ve como una mercancía para sanear las debilitadas arcas de los clubes. Con hinchas de fútbol despreciados porque los dirigentes empoderaron a los barrabravas.
Ojalá puedan refundar el fútbol argentino. Pero un maestro de periodistas, Diego Bonadeo, solía decir que "al fútbol se juega cómo se vive".