RIVER PLATE
Una dosis de confianza en el momento justo
Mientras sigue en la búsqueda de su mejor nivel futbolístico, River consiguió una victoria muy valiosa en un clásico para no perder el tren del campeonato.
La derrota contra Sarmiento en casa había calado hondo en el ánimo de los riverplatenses que habían visto a su equipo, una vez más, sin respuestas ante la adversidad, con serias dificultades para generar juego y muy endeble cuando el que atacaba era el rival. Por eso, el partido contra Independiente de este domingo se había transformado en una prueba de fuego para que los dirigidos por Marcelo Gallardo se mostraran enteros y dispuestos a resurgir en la Liga Profesional de Fútbol.
Si bien el Millonario sigue transitando un período de búsqueda y el DT aún no dio en la tecla con el armado de una formación “de memoria” -o al menos la conformación de una base para garantizar la continuidad de un libreto futbolístico-, el agónico festejo en Avellaneda dejó algunas sensaciones muy positivas.
En el Libertadores de América, River fue un equipo limitado pero decidido, equivocado pero persistente, impreciso pero comprometido. Lo que faltó desde lo técnico y lo táctico, se compensó esta vez con un plus de actitud siempre saludable para un clásico.
Así, los de la Banda Roja se sobrepusieron a la lesión de su capitán Enzo Pérez en el primer tiempo (hubo un muy buen ingreso de Bruno Zuculini), del penal de Sergio Barreto a Miguel Borja que Fernando Rapallini omitió pese a haber sido convocado por el VAR y de los caminos que se cerraban en el último tramo del campo.
Otra vez Matías Suárez, como contra Vélez en la Copa Libertadores, entró desde el banco y resultó determinante. En esta oportunidad, su gol fue convalidado, aunque él mismo reconoció que no lo gritó en primera instancia por el recuerdo de aquel fatídico tanto anulado en el certamen continental. Quizás la recuperación del cordobés pueda ser el mejor de los refuerzos para el Muñeco en el segundo semestre de 2022.
La zaga central estuvo a la altura, Pablo Solari mostró una interesante vocación de encarar desde la banda hacia adentro, Agustín Palavecino volvió a erigirse como organizador y el ingreso de Nicolás De La Cruz aportó frescura y cambio de ritmo cuando las piernas empezaban a pesar.
Las certezas van apareciendo de a poco, con la temporada bien avanzada, pero hoy la principal es que se logró una victoria anímica, con una mezcla de alegría y desahogo que el plantel, el cuerpo técnico y los hinchas necesitaban.
Con 15 fechas por jugarse (más de la mitad del torneo), River sabe por experiencias recientes que su suerte dependerá de si logra asimilar rápido los traspiés y se consolida finalmente a partir de los triunfos. En busca de ese objetivo, al menos logró una imprescindible inyección de confianza.