Un duelo de caballeros

Cuando se anunciaron las formaciones y quedó confirmado que San Lorenzo presentaría ante River a su equipo titular, tal como se presuponía, el encuentro se planteó como un interesante choque entre dos de los que fueron, durante buena parte de la temporada, animadores de la Liga Profesional de Fútbol.

Con dos maneras distintas, incluso a veces opuestas, el encuentro prometía ser una batalla táctica en la que ambos intentarían imponerse para controlar el ritmo y el desarrollo de las acciones.

En ese sentido, el que estableció las condiciones fue sin dudas el Ciclón, que dispuso un cerrojo defensivo impenetrable para el equipo más goleador del campeonato que en la primera mitad ni siquiera pudo patear al arco y en el complemento, aún con un hombre más, lo hizo a cuentagotas.

Aferrado a su libreto, con el despliegue y las proyecciones de Braida, la potencia aérea de Bareiro y la velocidad y gambeta de Barrios y Leguizamón por las puntas, el conjunto azulgrana llevó el trámite a su terreno, el que sin lugar a dudas le daba más chances de ganarle al puntero.

En ese contexto, como ocurrió a lo largo de todo el torneo, San Lorenzo dependió demasiado de su eficacia y una tapada vital de Armani en el arranque del segundo tiempo le frustró la posibilidad de hacer el partido perfecto que se había imaginado.

Para los de Insúa fue otra prueba de fuego superada, no tanto por el empate que en definitiva los dejó sin chances matemáticas en el certamen, sino porque tacharon otra materia para recibirse de equipo serio: le marcaron la cancha desde el comienzo a un rival de gran presente y al que muy pocos habían podido maniatar.

En el fútbol argentino hay coincidencia casi unánime en que el trabajo del Gallego con un plantel corto, con limitaciones en varios puestos y que encima fue perdiendo soldados en el camino es admirable. Los de Boedo están dando quizás el 100 por ciento de sus posibilidades, lo que les bastó para hacer un excelente semestre pero no para pelearle de igual a igual a River hasta el final.

“Puse cambios ofensivos para intentar dañar al rival que defendió muy bien”, reflexionó Demichelis, con algo de frustración pero a su vez con la tranquilidad de haber conseguido un punto que le allanó el camino para resolver la historia en casa dentro de una semana.

El DT riverplatense también ponderó la tarea de su colega sanlorencista: “Lo felicité porque formaron un equipo durísimo con otro estilo del que tenemos nosotros, pero que lo hacen muy bien. Supieron defender al mejor equipo ofensivo de Argentina, que somos nosotros por lo que marcan los números, y no pudimos hacerles goles. Pero ellos tampoco, así que no se impuso ninguno de los dos”.

Llamado a un partido con más lucha que juego, los de la Banda Roja también se amoldaron y entraron en la fricción, en lo que quizás pueda resultar un aprendizaje de cara a la instancias decisivas en el plano continental.

“Me parece un señor, un caballero. Está haciendo un gran trabajo. Le deseé suerte para el torneo y la Copa Libertadores”, respondió Insúa a los elogios de Micho.

En la compulsa de rachas (imbatibilidad en el torneo local vs. partidos consecutivos convirtiendo), el vencedor fue el Ciclón. En la tabla, el punto le cayó mucho mejor al Millonario. Los dos podrán sacar sus conclusiones positivas de un compromiso que estuvo a la altura de lo esperado entre los que son hoy, con sus formas, dos de los mejores equipos del país.