Romero y una inyección de confianza de cara a lo que viene
Cuando Óscar está fino, Boca mejora. El paraguayo necesitaba vivir una jornada así para sentirse realmente importante. Ahora, deberá sostenerlo.
Boca le ganó a Platense, sumó tres puntos importantes, achicó diferencias con los de arriba y dejó en claro que todavía no hay que bajarlo de la pelea por el campeonato. Con poco juego y sin un funcionamiento que brinde seguridad, por ahora, parece alcanzarle para mantenerse ahí, dentro de los que animarán la Liga Profesional hasta el final.
La otra buena noticia que recibió el Xeneize durante este fin de semana fue la levantada de Óscar Romero. El paraguayo, autor de un doblete en la Bombonera frente al Calamar, tuvo su gran noche. Esa que esperaba desde que arribó al conjunto de la Ribera. Con el tiro libre que se colgó en un ángulo expuso toda su jerarquía y con el cabezazo, que sirvió para aumentar la diferencia, confirmó que jugando suelto por el frente de ataque puede ser determinante.
El volante venía acumulando buenos pasajes futbolísticos, pero daba la sensación de que no alcanzaba. El nuevo 10 boquense se hacía eje, la pedía siempre, mostraba destellos de su calidad con pases largos, asumía la responsabilidad de enlazar, pero le faltaba un plus. Por eso, su festejo con puños apretados de cara a la multitud xeneize explica que un gol, a veces, puede ser el voto de confianza necesario para seguir creciendo.
Romero parece haber despertado justo en la previa de dos choques trascendentales para Boca: vs. Agropecuario por los octavos de Copa Argentina y vs. Racing, uno de esos clásicos que la gente siempre quiere ganar. El primero será este miércoles en Salta, mientras que el segundo tendrá lugar el domingo en Avellaneda.
“Tenemos que tener la misma concentración jugando de visitante, es lo que hablamos entre nosotros”, aviso el exSan Lorenzo en diálogo con ESPN. Llegó el momento de lo más difícil: mantener la regularidad. Por las dudas, la primera opción debe seguir el consejo de una conocida canción de rock: la pelota siempre al 10.