Demichelis y un paso en falso en la búsqueda del equilibrio
El entrenador de River sacó a Aliendro del equipo titular y resintió el funcionamiento del mediocampo. Cuando cambió, ya era tarde y Talleres le ganó con justicia.
“Del sistema estábamos convencidos porque ellos no tenían mucha gente en el medio, se partían muchísimo. Por eso elegí y desde el principio de semana lo entrenamos y había salido bien”, explicó un seguro Martín Demichelis en la conferencia de prensa posterior a la caída ante Talleres en Córdoba. Se trató de otra derrota de las pocas que registra su ciclo que se inició en esta temporada, aunque la mayoría de ellas tuvieron un factor común: él fue el apuntado por algunas decisiones tácticas.
Así como Micho se llevó los lauros en varios triunfos, sobre todo por su valentía para ir a buscar incluso en inferioridad numérica, también fue señalado como el responsable de los traspiés en la Copa Libertadores -principalmente el último frente a Fluminense- y en el torneo local. En este caso, su decisión de sacar a Rodrigo Aliendro repercutió en un equipo al que le faltaron equilibrio y contención.
Iban menos de 5 minutos de juego cuando el Millonario se acercó por primera vez al área rival y allí ya pudo verse una postura peligrosa. Tras un centro, la pelota fue despejada por la defensa local y Ramón Sosa corrió más de 50 metros hasta quedar mano a mano con Franco Armani que con lo justo llegó a cortarlo antes de que el paraguayo pudiera definir.
En el complemento, esa misma fórmula se repitió pero con menos suerte. River perdió la posesión en ataque, el veloz jugador con pasado en Gimnasia recorrió casi media cancha y, luego de un pase atrás que rebotó en Enzo Pérez, Rodrigo Garro abrió el marcador. La advertencia no había sido recibida por el cuerpo técnico y las consecuencias se tradujeron en el resultado.
En ese escenario, el capitán del puntero que viene haciendo un buen papel en su función de recuperador y distribuidor de juego, se vio sobrepasado por la ausencia de su ladero habitual y por momentos se encontró corriendo de atrás a los rápidos mediocampistas del conjunto cordobés. En pos de sumar un delantero, el DT afectó un esquema que hasta ahora había sido el que más le había rendido. Así, Nicolás De La Cruz e Ignacio Fernández se perdieron al desdoblarse con más responsabilidades defensivas y Salomón Rondón volvió a mostrar una floja versión en su zona de influencia.
Es cierto que los rendimientos individuales tampoco acompañaron en el Kempes, aunque la sensación fue que desde el inicio los de Núñez estuvieron desbalanceados y entraron en un innecesario golpe por golpe contra un oponente que tiene en la salida rápida y el cambio de ritmo tal vez su mayor virtud, pero que también sufre mucho en el retroceso.
“Talleres usa un sistema táctico similar al que utilizó Huracán contra nosotros: un 4-4-2 para defender y cuando tienen la pelota un 4-2-3-1. Veíamos que ellos se quebraban muchísimo a la hora de iniciar, se partían en el 5 vs. 5 y nosotros nos defendíamos con seis al principio, pretendimos robar con Nico (De La Cruz), Nacho (Fernández), con Esequiel (Barco) más dos puntas jugando mano a mano poder hacer daño”, analizó el entrenador que se había imaginado un partido que en la práctica no sucedió.
Su mayor error, sin embargo, no fue el planteo inicial (tocó algo que venía funcionando bien), sino que esta vez tampoco tuvo la cintura de compromisos anteriores para cambiar a tiempo. Cuando en el descanso, con el marcador todavía 0-0, se imponía el ingreso de Aliendro para reforzar el medio y quizás también el de Solari para sumar dinámica en ofensiva, Demichelis optó por mantener a los mismos 11. De hecho, no realizó variantes hasta el minuto 70 y cuando las hizo, River ya perdía.
Como en todo proceso que transita sus primeros meses, cada derrota ayuda a sacar conclusiones. “Se gana, se empata y se aprende” es una de las frases de cabecera del técnico que aún conserva buena parte de la ventaja que consiguió de manera merecida en el campeonato, con una notable seguidilla de 10 fechas que finalizó en la noche del domingo.
En ese lapso, una de las cuestiones a destacar fue la solidez defensiva, basada en el orden y el criterio para ir hacia adelante sin exponerse, sin desproteger el arco propio que en la mayoría de las victorias se mantuvo invicto. Cuando esa mecánica falló, se pagó demasiado caro.
De cara a lo que viene, y sobre todo pensando en que el margen para fallar ya no existe en la Copa Libertadores, el conductor riverplatense tendrá que capitalizar este nuevo tropiezo y volver a las fuentes, como ya demostró que sabe hacer en ocasiones anteriores. “No tengo dudas de que nos vamos a levantar”, respaldó a sus dirigidos. El golpe en este caso no es para alarmarse, pero sí para reflexionar y no profundizar por un camino demasiado vertiginoso que parece, a todas luces, equivocado.