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Daniel Villafañe, un oro que reluce hacia el futuro

El gimnasta argentino se ha convertido en el nuevo ganador de la medalla de oro en anillas en los Juegos Panamericanos de Medellín

Actualizado a
Daniel Villafañe, un oro que reluce hacia el futuro

Sentado en el avión que lo trae de vuelta de Medellín, Daniel Villafañe rompe finalmente en llanto, acaso liberando toda esa carga emocional que atravesó en los últimos meses, pero que enfrentó y venció, y que le permitió subirse a este mismo avión con la medalla de oro en anillas de los Juegos Panamericanos de Gimnasia Artística.

Si bien la última etapa del recorrido fue compleja, el camino había empezado bastante antes. En ese devenir que lo trajo hasta esta instancia, un hito fundamental fue en 2008 cuando arrancó su actividad en GEBA –”mi segunda casa”- y sintió que contar con el apoyo de entrenadores de primer nivel y con un gimnasio de artística que está entre las mejores de Sudamérica podían convertirse en su plataforma de lanzamiento.

El mundo de la gimnasia artística es conocido por su exigencia y dedicación extrema. Los deportistas que se aventuran en esta disciplina deben enfrentarse a una rutina agotadora de entrenamientos, sacrificios personales y la constante superación de miedos y barreras físicas.

Contando ya con los medios deportivos, Daniel entendió que tenía entonces que refugiarse en su entorno más cercano para que fuera el otro soporte fundamental de cara a futuros resultados. “Mi familia es mi apoyo histórico en el deporte, padres y hermanos. Y mis amigos dentro de la gimnasia, el grupo de la selección nacional: durante la competencia me siento super acompañado, y si en algún momento me faltan fuerzas, lo que me sobra es apoyo”, confiesa Villafañe.

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El hecho de haber tenido un 2022 con excelentes resultados le resultó a Daniel, casi paradójicamente, una contra para encarar este año: venía de ser campeón nacional, ganar la medalla de oro en los Juegos Odesur de Asunción (también en anillas) y una de bronce en salto en los Panamericanos de Río. “Todo ese pico del año pasado tuvo una bajada abrupta al principio de éste”, cuenta Daniel: “realmente me costó muchísimo volver a los entrenamientos y ponerle foco de nuevo a la competencia”.

Como si fuese poco, un par de semanas antes de partir hacia Medellín terminó su noviazgo y tuvo que encarar la recta final de la preparación con una situación sentimental delicada. Fue ahí donde sacó a relucir el soporte emocional propio y el que le brinda su entorno, y le permitió entrenar a fondo aún cuando debía entrar al gimnasio con un poco de tristeza. En sus palabras, “un poco me desconocí y hasta me asusté, porque tener dejar de lado los sentimientos para poder seguir entrenando es fuerte, pero era algo que debía hacer para poder cumplir con los objetivos planteados”.

Superar las expectativas:

Villafañe le escapa a los lugares comunes, tanto del deporte como del marketing emocional. Para él no existe tal cosa como la confianza ciega en uno mismo. En Medellín se enfrentaba a la élite de la gimnasia artística, con representantes de los Estados Unidos, Canadá y Cuba, y contemplaba la posibilidad de que no pudiera pasar a las finales.

A pesar de todas las adversidades previas, su desempeño en el Coliseo Iván de Bedout fue la mejor en la disciplina anillas y con un puntaje de 14.133, Daniel se subió a lo más alto del podio, en un certamen que reunía a más de 200 gimnastas de 25 países.

“Esta medalla es inigualable, fue un gran arranque de 2023 y me demostró que puedo llegar más allá de lo que pensaba, así que también cambiaron mis expectativas: creo que mejorando un poco la rutina puedo posicionarme en finales de Copa del Mundo y, por qué no, aspirar a estar en los Juegos Olímpicos de París 2024″, se ilusiona Daniel.

Es que, a los 29 años, y mientras encara la recta final del profesorado de educación física y sigue estudiando inglés y francés, Villafañe es consciente que dando los pasos necesarios puede aspirar a más, con la guía de Gustavo Pisos como entrenador y Raúl Brandoni como jefe de equipo.

Esos próximos grandes pasos son las Copas del Mundo de París y Hungría, y el gran objetivo de los Juegos Panamericanos de Santiago (Chile, en octubre), a los que las Águilas, la selección argentina de gimnasia artística, ya clasificaron como equipo completo al haber finalizado sexto en la tabla general de Medellín.

“Con estos resultados puedo saldar un poco la deuda que siento con GEBA, ya que la gimnasia artística es una actividad cara para el club, pero los distintos presidentes siempre se preocuparon en mantener el nivel”, dice Daniel. Ahora encara lo que viene, sin perjuicio de las dificultades que tenga que atravesar: “el lema ¨ningún mar en calma hizo experto a un marinero¨ me define”, remata Daniel.