Román y un baño de tranquilidad antes de la semifinal

Vestido de pies a cabeza con los colores de Boca. A un costado, el termo con su firma y el agua caliente para el mate. Con la tranquilidad necesaria para responder cualquier pregunta de los periodistas, agarra el micrófono y empieza su show. Sabe que su presencia impone respeto en propios y extraños, además de darle una gran cuota de tranquilidad a los hinchas que lo miran del otro lado de la pantalla.

"Vamos a estar un montón de años porque amamos a nuestro club y lo vamos a cuidar mucho. Los anteriores estuvieron 20 años y lo usaron para lo que tenían que usar. Yo soy hincha de Boca, no de un partido político", dice Juan Román Riquelme, quien tira con munición pesada hacia la oposición y también se acuerda de los programas que viven criticándolo.

Luego, después de unos minutos, se mete en el tema del micro, la charla con los jugadores y la derrota contra Gimnasia en la Bombonera. Lejos de mostrar preocupación, repite lo mismo que dijeron Battaglia e Izquierdoz en conferencia de prensa hace algunas horas: "Las novelas siempre se arman en los mismos programas. Eso está divertido. Estamos tan mal que creemos que al vestuario tenemos que entrar solamente a retar a los jugadores o echar al técnico. Así vivimos".

Como cuando jugaba y se venían esos partidos importantes, tal como será el de este miércoles frente a Argentinos Juniors por Copa Argentina, el hoy vicepresidente xeneize confía en que "las cosas irán bien" y se ilusiona de cara a lo que ocurra en el estadio Malvinas Argentinas. No se sabe el motivo, pero su presencia irradia una dosis de confianza necesaria para afrontar las batallas importantes, aún cuando las dudas empiezan a sembrarse dentro del campo de juego. Boca ya aterrizó en la tierra del buen vino y ahora no queda otra que confiar.