Boca encontró futuro en sus juveniles

De toda situación adversa, como la que le tocó vivir a Boca Juniors en los últimos ocho días, pueden sacarse cosas positivas de cara a lo que viene. A veces, un golpe deportivo, por más doloroso o injusto que sea, se transforma en una esperanza y enciende la llama de la ilusión pensando a futuro.

Los juveniles que afrontaron los partidos ante Banfield y San Lorenzo fueron un baño de realidad y dejaron en claro que a partir de ahora varias cosas sufrirán una modificación. Porque ya no será (tan) necesario salir al mercado en busca de jugadores que nada tienen que envidiarle a ellos; porque en las divisiones menores también está ese famoso recambio del que tanto se habla; porque solo es cuestión de confiar en quienes la luchan desde hace tiempo para armar un equipo competitivo y, sobre todo, porque ellos traen consigo algo que no se compra: el sentido de pertenencia.

Eros Mancuso se puso la cinta y cumplió con creces en el lateral derecho. Equi Fernández no solo manejó los hilos en el medio, sino también demostró personalidad para vestir esta camiseta. Valentín Barco confirmó que es mucho más que una promesa. Y Vicente Taborda corrió por todos, dejando alma y vida en la parte ofensiva. La mirada de aprobación de Sebastián Battaglia lo confirmó: el trabajo hecho durante estos años es más que positivo.

Ahora, llegará el turno de asumir la responsabilidad y darles el lugar que merecen. De a poco, con paciencia, rodeándolos como corresponde, despojándolos de presiones, no creyéndolos salvadores y, sobre todo, sosteniéndolos cuando las cosas no salgan de la mejor manera. En los chicos del club está el futuro, la esperanza y el sueño que millones no pudieron cumplir. ¡Vamos, vamos los pibes!