El sueño de toda una generación

Somos los que crecimos escuchando las historias del Matador Kempes y sus goles a Holanda en la final del Mundial 1978, la hazaña de Maradona en México 1986, los penales atajados por el Goyco en Italia 1990 y las vueltas olímpicas del equipo de Basile en las Copas América del 91 y 93.

Nos contaron una y mil veces cómo el Flaco Menotti revolucionó nuestro fútbol y alzó la primera Copa y también nos enseñaron la lección de que sin trabajo y disciplina, cómo predicaba el Doctor Bilardo, no se puede llegar a la gloria. Sin embargo, por ahora, nunca pudimos experimentar esa sensación.

Porque en el 2004, Adriano nos amargó la vida de una manera insólita; en el 2007 se nos escapó pese a tener un verdadero equipazo; en el 2015 y en el 2016, los penales no nos jugaron una buena pasada y en el 2014, cuando el Profesor Sabella nos devolvió la ilusión, el destino no nos tiró buenas cartas.

Nos alegramos, lloramos, repartimos abrazos que serán inolvidables, nos frustramos y, por supuesto, bancamos en momentos en donde otros hubieran dado la espalda. Somos de la generación que vio cómo los demás festejaban en nuestra cara, pero que supo hacerse más fuerte para no borrarse en las difíciles. Por eso este sábado, en cada rincón del mundo, habrá un argentino o una argentina acompañando a la camiseta que une a 45 millones de personas y alimentando la ilusión una vez más. La alegría no puede ser siempre brasileña.