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RIVER PLATE

River, más luces que sombras tras el Superclásico ante Boca

El empate 2-2 le dejó un mal sabor de boca al Millonario que estuvo cerca de ganar el Superclásico, pero en el análisis frío, las conclusiones pueden ser positivas.

Actualizado a
River, más luces que sombras tras el Superclásico ante Boca
Marcelo Endelli / POOLEFE

Es evidente que ir ganando en la cancha de tu eterno rival y que te empaten el partido sobre el final nunca puede ser una buena noticia. Sin embargo, las circunstancias del encuentro y el contexto le permiten a River rescatar algunas cuestiones valiosas de cara al futuro inmediato.

En primer lugar, teniendo en cuenta la chance de volver a cruzarse con Boca en menos de un mes en una hipotética final de Copa Libertadores, Marcelo Gallardo pudo evaluar las fortalezas y las debilidades de uno de sus posibles oponentes si su equipo llegara a otra definición continental.

Aunque el Xeneize guardó a varios de sus habituales titulares, respetó su estilo de ceder por momentos la iniciativa, esperar agazapado los errores y desatenciones del rival y exprimir al máximo el contragolpe con la velocidad de Sebastián Villa como punta de lanza.

En ese sentido, el Millonario sufrió los despegues del colombiano, pero también las filtraciones de Ramón Ábila y la jerarquía de Carlos Tevez cuando ingresó, con una última línea que no tuvo una buena noche en La Bombonera.

Ese, precisamente, es el segundo punto a considerar: el Muñeco pudo detectar fallas en su defensa que deberá trabajar contra reloj, porque está claro que si los de Núñez no fortalecen su mandíbula para enfrentar a Palmeiras, podrían sufrir más de la cuenta.

Las lesiones de Fabrizio Angileri y Milton Casco (podría llegar al martes) obligaron a una improvisación que no salió como se esperaba y solo quedan tres días para encontrar más solidez con vistas a una instancia decisiva que no admite equivocaciones.

En cuanto a lo positivo, el DT podrá llevarse la actitud de un equipo que nunca bajó los brazos aún cuando le costó hallar los caminos para atacar, el protagonismo en territorio ajeno y la interesante aparición de Federico Girotti y su potencia física.

Más cosas positivas

Además, River se fue de La Boca sin daños graves, ya que no hubo nuevos lesionados, y sin una derrota que podría haber minado su confianza en una etapa clave de la temporada.

También es cierto que estuvo a cinco minutos de quedarse con los tres puntos, aunque quizás hubieran resultado demasiado premio para un conjunto visitante que administró la pelota pero al que le costó tener profundidad y dio las mencionadas ventajas en el retroceso.

Pese a que la Copa Diego Maradona es secundaria como objetivo, la posibilidad de acceder a la final está latente y para lograrlo alcanzará con un triunfo sobre Independiente (sin Enzo Pérez) por más goles que los que Boca le convierta a Argentinos si también lo vence.

Será el turno de direccionar correctamente la bronca por la victoria que ayer no pudo ser, ajustar las clavijas necesarias y ponerse el chip copero para una serie complicada, de esas en las que Gallardo disfruta competir.

River salió sin heridas de la primera parada brava del mes de enero y la segunda ya está a la vuelta de la esquina. Con la ilusión intacta, intentará dar en Avellaneda el primer paso hacia el Maracaná.