Hora de reaccionar

Miércoles, 21.30 en Avellaneda. El día, la hora y el lugar señalados para recuperarse y volver a ser el equipo efectivo que deslumbró antes y después de la pandemia. El margen de error se achicó y la Copa Libertadores entró en instancias donde las falencias pueden pagarse demasiado caro, por eso Miguel Ángel Russo deberá convencer a sus jugadores de que uno o dos tropezones no significan caída.

Boca viene de clasificarse de manera agónica ante Internacional, después de pasar en los penales, y de jugar un partido muy poco inteligente contra Arsenal, que lo terminó empatando sobre la hora tras una jugada de pelota parada. El equipo no mostró una buena imagen, tampoco estuvo sólido desde lo físico y solo algunos futbolistas se destacaron sobre el resto. El hincha, con ciertas razones para hacerlo, empezó a exigir un poquito más.

"Ni antes éramos los mejores ni ahora somos los peores", marcan desde el plantel. La frase, conocida por medio mundo, algo de razón tiene. Porque el Xeneize nunca fue un equipo que despliegue un fútbol total, pero ahora tampoco está atravesando la crisis que muchos quieren instalar. Al fin y al cabo, todo conjunto que anduvo por la senda del triunfo tuvo bajones físicos, futbolísticos o mentales en algún momento. Eso también es parte de este juego, aunque la clave está en levantarse a tiempo.

Hace unas semanas, tras la primera derrota en este 2020 atípico y cargado de cuestiones negativas, Carlos Tevez habló de 'golpe de realidad'. Tanto Carlitos como Miguel conocen al Mundo Boca a la perfección, por lo tanto estará en ellos lograr que sus pares se convenzan de que pueden pisar fuerte en el Cilindro, superar a Racing y dejar encaminada la serie para cerrarla en Brandsen al 805. El título de la Superliga, el buen arranque tras el largo parate y las derrotas inesperadas de local ya forman parte del pasado: llegó la hora de reaccionar.