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MUERE SABELLA

Sabella, el hombre que nos acercó a la Selección

El paso del Profesor por Argentina no será fácil de olvidar. Cuando una generación ya no creía en la camiseta, él torció la historia. Legado eterno.

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Sabella, el hombre que nos acercó a la Selección

Alejandro Sabella asumió como entrenador de la Selección Argentina en agosto de 2011, tiempo después de que el elenco nacional dejara una floja imagen en la Copa América que lo tuvo como anfitrión. Aquellas épocas no eran para nada fáciles, ya que el equipo carecía de identidad y la relación con el público estaba cada vez más desgastada. Los chiflidos en la cancha de Colón de Santa Fe, tras la eliminación frente a Uruguay por penales, indicaban que la cosa no iba bien.

El Profesor, con sus valores como estandarte, se puso a cargo y comenzó a armar su grupo. Sí, grupo y no equipo. Porque para él, lo que pasara afuera de la cancha era casi tan importante como lo que sucediera adentro del rectángulo. Le dio la capitanía a Lionel Messi, afianzó aún más a Javier Mascherano, sostuvo a Sergio Romero en el arco, apostó por jugadores en los que únicamente él podía confiar y llegó al Mundial de Brasil 2014 con un único objetivo: ser competitivo. "El nosotros antes que el yo. El equipo es el otro, porque las construcciones colectivas valen más que las individuales", dijo Alejandro hace algunos años para explicar un poco de toda su sabiduría dentro de un vestuario profesional.

Lo sucedido en tierras brasileñas es conocido por todos, por eso hablar del resultado final (que lejos estuvo de ser malo) es caer en lo obvio. La gran victoria del plantel comandado por Sabella, que regaló días inolvidables de abrazos y emociones, fue devolverle la ilusión a una generación que hacía mucho tiempo no se identificaba con una Selección. Las juntadas en casas, las caravanas al Obelisco y la adrenalina vivida durante ese mes ya forman parte de la memoria colectiva de quienes aman a la celeste y blanca.

A los 66 años, Alejandro dijo basta y se fue luego de luchar varias semanas contra una cardiopatía aguda. Hoy, el fútbol argentino lo llora pero cuando pase el dolor y la tristeza se convierta en recuerdo, habrá tiempo para rendirle los homenajes que merece. Porque al igual que pasó con Diego Armando Maradona, el pueblo no olvidará a otro de los que llevó felicidad a lugares donde solo el fútbol podía aliviar tanto dolor.

Adiós, Pachorra. Su legado será eterno.