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El fuego sagrado de River no se apagó con la pandemia

La aplastante goleada sobre Binacional en Núñez había servido para empezar a dejar atrás el mal trago de la Superliga que se escapó a manos de Boca en la última fecha. Desde aquel 11 de marzo, pasaron 190 días y el mundo cambió por completo, pero River logró mantener la esencia que lo llevó a dominar el escenario continental durante el último quinqueño.

En un pasado tan reciente como lejano quedaron la polémica por la decisión de no jugar frente a Atlético Tucumán por la extinta Copa Superliga, los meses de entrenamientos a distancia, las acusaciones de Marcelo Gallardo a la Asociación del Fútbol Argentino por la demora en los protocolos, las partidas de Ignacio Scocco y Juan Fernando Quintero.

Como un actor profesional y bien compenetrado, el Millonario pareció olvidarse de todos sus problemas cuando se encendieron las luces y comenzó el show. En el Morumbí, apenas tardó unos minutos en acomodar sus ideas para volver a ser el mismo equipo que antes de la llegada del COVID-19 a Sudamérica.

Basados en su solidez defensiva y sobre todo en la ya característica presión en campo contrario, los dirigidos por el Muñeco acorralaron en varios tramos del encuentro a un rival de jerarquía que llegaba con rodaje en la alta competencia y que está a dos puntos de la cima del Brasileirao.

Es cierto que el actual subcampeón de la Copa Libertadores no perdió ninguna pieza de su formación titular en el receso, aunque el hecho de tener apenas un puñado de prácticas de fútbol tampoco pareció haberlo perjudicado con respecto a su oponente.

Fiel al anuncio que había hecho en la conferencia de prensa del martes, el DT riverplatense logró inculcarles a sus jugadores, una vez más, lo que ya es a esta altura un sello de su gestión: "Vamos a dar batalla, no vamos a regalarle la iniciativa a San Pablo. Por más que ellos vengan con muchísima actividad, intentaremos hacer lo nuestro".

Abstraído del contexto, River se plantó con tres delanteros bien definidos que ahogaron la salida del Tricolor y apostó a memorizar el libreto que mejor conoce: sin especulación, con vocación constante de buscar el arco de enfrente y de llevar el ritmo del partido a su conveniencia.

"Si vamos entregados y paro el equipo para defenderme, tal vez pierda", había explicado el conductor del grupo que estuvo cerca de obtener tres puntos y se terminó llevando uno, que igualmente es muy valioso para sus aspiraciones en el Grupo D del certamen.

Más allá del resultado, las principales conclusiones estarán ligadas al espíritu de un plantel que no siente el paso del tiempo en cuanto a su insaciable deseo de competir y su búsqueda de nuevos desafíos. Esa premisa innegociable con la que Gallardo trata de convencer a los suyos de que no hay mejor club para alimentar el hambre de gloria, pese a que el mercado de pases se vea cada vez más tentador desde lo económico.

En los seis meses transcurridos desde la última victoria en casa, hasta el propio Monumental modificó su paisaje. Hoy es un terreno en desnivel con pozos y tractores, pero pronto tendrá un campo de juego pensado para profundizar un estilo tan arraigado que ya demostró que puede resistir incluso una pandemia. Mientras tanto, River intentará cerrar el círculo el martes con otro triunfo ante Binacional que lo deje en zona de clasificación, antes de mudar su localía a Avellaneda.