Russo marca el camino
Pese a formar parte del grupo de riesgo, el DT dice presente en Ezeiza para acompañar a sus jugadores. Las ilusiones se renovaron y el sueño está en marcha.
Podría estar en su casa, resguardado y siguiendo los entrenamientos a través de alguna plataforma digital. También podría recibir informes del cuerpo técnico para enterarse qué hicieron sus muchachos y cómo volvieron después de más de 100 días de cuarentena. Pero no. Él quiere ver todo eso con sus propios ojos y, pese a integrar el famoso 'grupo de riesgo', se sube al auto, cumple con el protocolo sanitario y dice presente en Ezeiza.
Criado con los valores de la escuela de Estudiantes de La Plata, Miguel Ángel Russo solo conoce una manera para acercarse al éxito: trabajo, trabajo y más trabajo. Toda la vida siguió la misma línea, manteniendo el perfil bajo para no generar falsas expectativas. Como todos los que forman parte de un juego, ganó y perdió. Pero siempre dejó una huella en donde estuvo, y es ahí donde se diferencia del resto.
Hace algunos años, el entrenador la pasó mal a nivel salud. Un cáncer se le presentó y lo puso a prueba. Gracias a la labor de los médicos y médicas que lo atendieron, y a su fortaleza mental y espiritual, Russo salió adelante. "Mi médico dice que una de las claves de mi sanación es lo que significa el trabajo para mí. Pero no es que el fútbol fuera mi terapia. El fútbol es mi vida", dijo en una entrevista con The Coaches Voice.
A cinco meses de haber logrado su segundo título como entrenador xeneize, Miguel no se conforma y quiere más. Como líder de grupo, marca el camino y da el ejemplo, por eso entiende que es momento de estar codo a codo con sus muchachos. El sueño de conquistar América otra vez ya está en marcha. Boca está en buenas manos.
