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El único futbolista por el que Maradona reconoce que lloró
En una extensa charla con 'AFA Play', el '10' habló de su debut con la camiseta de Argentinos Juniors y cómo tuvo que elegir entre Lavezzi y Palermo en Sudáfrica.
En una extensa charla con AFA Play, Diego Armando Maradona repasó algunos de los momentos clave de su carrera. Además de cómo fue ganar el Mundial de México 86 y su famoso gol de 'La mano de Dios', el '10' también se refirió a cómo fue su debut con Argentinos Juniors o cómo tuvo que elegir entre Lavezzi y Palermo para el Mundial de 2010 con Diego sentado en el banquillo de la 'Albiceleste'.
Sobre su debut en Argentinos, Maradona explicó que fue como un sueño hecho realidad y la humildad con la que llegó a su primer vestuario: "Nosotros eramos pobres, tan pobres, que el partido contra Talleres de Córdoba se jugaba a las tres o cuatro de la tarde. Había un sol de la puta madre. Pero yo fui con un pantalón de corderoy. Es que el único pantalón que tenía. En esa época, usaban los de corderoy en invierno y los otros en verano. Pero yo me mandé derecho, qué me importaba el calor si tenía el corazón que me latía de una manera increíble. Mi viejo fue a trabajar y salió antes. Me tomé el tren 44, el 135, a Boyacá y Jonte. Ahí me encontré con mi viejo y con los jugadores de Argentinos. Cuando los jugadores de Argentinos me vieron con el corderoy, pensaron 'este se equivocó de placard'. Pero la realidad es que no teníamos ni placard, lo juro por mi mamita, que está en el cielo", cuenta.
Maradona recordó a sus padres y cómo vivieron esa primera oportunidad en Argentinos. "Cuando entramos al vestuario sentí que tocaba el cielo con las manos porque entre los dieciséis estaba yo, con el número 16. En el vestuario en el precalentamiento, cuando te llama el profe y vos no sabes si ponerte los botines y era todo nuevo para mí. La verdad que me fue bien. Cuando me dieron la 16 de Argentinos era hermosa, aunque el pantaloncito me quedaba un poquito grande pero yo le daba para atrás para que se vieran las piernas, que yo tenía menos pierna... y salir a la cancha era seguir tocando el cielo con las manos. Yo seguía con las misma convulsiones de alegría. Cuando se lo conté a mi vieja se puso a llorar. Y mi viejo, que era el más fuerte de todo, mira como para arriba y se le caían las lágrimas".