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Nkosi Johnson, el niño al que homenajeó Google

El niño sudafricano que apareció en el doodle del famoso buscador fue un emblema mundial. Cumpliría 31 años.

Nkosi Johnson, el niño al que homenajeó Google

Este 4 de febrero Google sorprendió con un doodle particular dedicado a un pequeño niño sudafricano. Se trata de Nkosi Johnson, quien se transformó en un ícono de la lucha contra el VIH.

Nkosi nació en Sudáfrica el 4 de febrero de 1989 siendo portador del virus de la inmunodeficiencia humana, por lo que le pronosticaron 4 meses de vida. Sin embargo su destino sería otro.

A los ocho años su mamá falleció tras luchar contra el SIDA y la familia que debía adoptarlo lo rechazó por ser portador del virus. Fue entonces cuando Nkosi fue adoptado por Gail Johnson, oficial de relaciones públicas. En 1997 le negaron el ingreso a la escuela y comenzó, sin saberlo, a convertirse en uno de los activistas más jóvenes e importantes de la historia.

Gail, junto a la madre adoptiva de Nkosi, iniciaron un reclamo legal a la escuela ante la Corte Suprema. Y ganaron. Con apenas un puñado de años, Nkosi se transformó en un referente por su lucha por la concientización sobre el VIH y la igualdad.


Gracias a esta lucha fue invitado a muchas charlas y eventos internacionales. Uno de ellos lo terminó de dejar en la historia. Fue en la Conferencia Mundial sobre el SIDA celebrada en Durban, en el 2000, donde con un discurso realmente impactante y conmovedor, escrito por él mismo, Nkosi pasó a ser un símbolo.

"Cuídanos y acéptanos, todos somos seres humanos. Somos normales. Tenemos manos. Tenemos pies. Podemos caminar, podemos hablar, tenemos necesidades como todos los demás. No nos tengas miedo. ¡todos somos iguales!", dijo, entre otras cosas, el niño que hasta entonces era quien más tiempo había logrado vivir portando VIH.

Es por esto que Google quiso recordarlo y homenajearlo. Y la imagen que eligió para ilustrar fue nada menos que la de el niño de 12 años parado en el escenario con su traje marrón, hablándole a la gente presente. Gracias a su discurso Nkosi logró, por ejemplo, que el Gobierno de Sudáfrica les diera medicamentos antirretrovirales a madres con VIH.

Un año después falleció en su casa mientras dormía.