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SELECCIÓN ARGENTINA

El proyecto invisible de la AFA y la excusa tras la Copa América

La decepción ante Brasil no es más que la crónica de una muerte anunciada por una mala gestión de la selección argentina. El arbitraje, la excusa perfecta.

El proyecto invisible de la AFA y la excusa tras la Copa América
PILAR OLIVARESREUTERS

Si analizamos fríamente lo sucedido con Argentina en esta Copa América de Brasil no debería sorprender a nadie. Los problemas para superar la fase de grupos o la decepción (una más) ante la canarinha no son más que situaciones imaginables dentro de un marco que no debió ser optimista en ningún momento, y que se basaba más en la ilusión de una hinchada que confiaba ciegamente en Lionel Messi.

Para entender la situación, hay que remontarse al Mundial de Rusia. Jorge Sampaoli fue el último entrenador devorado por la presión del combinado nacional. El técnico de Casilda había perdido el control del vestuario y, tras caer con Francia, su salida no tardó en ser anunciada. Lo sorprendente es que uno de los miembros de su cuerpo técnico, Lionel Scaloni, que por aquel entonces también dirigía a la Sub-20, convenció a Claudio Tapia, presidente de la AFA de estar capacitado de reconducir la situación mientras encontraban un sustituto.

La buena relación de Scaloni con los jugadores y los aceptables resultados conseguidos en los amistosos calmaron a la hinchada y renovaron los ánimos. Sin embargo, lo que provocó que se quedase hasta la Copa América fue la falta de interés de los entrenadores en dirigir a Argentina. Se sondeó desde Simeone a Schelotto, pasando por Almeyda, Pochettino o incluso la vuelta de Martino.

Ese fue el primer error del máximo organismo del fútbol argentino, que puso un corcho para intentar salvar el Titanic. Poner a un técnico sin ninguna experiencia a dirigir a un gigante como Argentina. Incluso gran parte del la dirigencia no confiaba en el ex jugador del Deportivo de La Coruña. "Se marcha después de la Copa", se escuchaban por los pasillos de la AFA, dando por hecho la falta de expectativa. Menos mal que no la ganó.

Scaloni tomó el control de un vestuario que volvió a tambalearse mientras se acercaba la Copa América. Fue incapaz de encontrar un sistema de garantías o de dar al equipo una identidad. Su gran triunfo fue dar paso a la nueva generación, pero demostró no estar preparado para un reto como el de la albiceleste.

Con Menotti y sin proyecto

En un intento por ensalzar su gestión, Tapia convenció a César Luis Menotti para hacerse cargo del puesto de director de selecciones. Sobre el papel, parecía una decisión inmejorable para encontrar el camino al éxito. Sin embargo, ni siquiera el técnico campeón del mundo en 1978 está logrando implantar un método. Un plan. Un proyecto. Hace unos días comentó que su verdadero trabajo comenzará tras la Copa América, pero no es menos cierto que su relación con algunos dirigentes de la AFA está rota. 

Muchos dirigentes critican que Menotti no está demasiado implicado con Scaloni y este grupo de jugadores. Él niega tener algún problema con el seleccionador pero, por el contrario, si que no duda en reprobar la gestión. "Ni Cruyff ni Guardiola podrían cambiar el rumbo de la Selección Argentina", aseguró hace poco en una charla.

El arbitraje como excusa

En una última escena de una película que se acerca al drama, Argentina cayó eliminada con Brasil en un partido marcado por los errores arbitrales. Es difícil negar que el ecuatoriano Roddy Zambrano perjudicó a la albiceleste, pero es incomprensible la posición que adopta la AFA, llegando a presentar un recurso ante la CONMEBOL. Una maniobra que suena a excusa tras no haber podido superar a Brasil en lo deportivo y tras un gestión más que mejorable.

Una demostración más del tortuoso rumbo que ha tomado la selección argentina, que intenta reconducir una situación sobre la marcha en vez de volver al origen y para construir desde cero.

Todavía hay una buena materia prima: los jugadores han demostrado en este torneo que pueden dar un buen nivel. Ahora solo falta que alguien piense de forma futbolística y les de el entorno ideal.