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River Plate

El corazón de Pratto es el corazón de River

El delantero del Millonario es un fiel exponente del equipo de Gallardo: juega, hace jugar a los demás y también es solidario y sacrificado.

Actualizado a
AME137. BUENOS AIRES (ARGENTINA), 07/05/2019.- Lucas Pratto (i) de River Plate disputa la pelota con Víctor Cuesta (d) de Internacional durante un partido por la Fase de Grupos de la Copa Libertadores entre River Plate de Argentina e Internacional de Porto Alegre de Brasil este martes, en el Estadio Monumental de Buenos Aires (Argentina) EFE/Juan Ignacio Roncoroni
Juan Ignacio RoncoroniEFE

Lucas Pratto se equivoca y vuelve a intentarlo. Con la tenacidad de quien sabe que tarde o temprano llegará su premio y que, aunque no llegue para él, cada esfuerzo valdrá la pena para el colectivo que representa dentro de la cancha.

Intenta definir una buena jugada del equipo, pero falla. No se agarra la cabeza, no mira el piso. Pocos segundos después persigue a un rival, lo hostiga con el cuerpo, va al piso para quitarle la pelota y dar inicio a una nueva embestida.

Tras su desembarco en Núñez, en enero de 2018, la importante suma de dinero que desembolsó River puso al atacante que llegaba desde Sao Paulo bajo la lupa. Muchos esperaban una figura rutilante, que resolviera partidos con arrestos individuales, aún por fuera del sistema que Marcelo Gallardo intenta moldear. Eso nunca sucedió.

"Lo que se pagó por mí es mucho para lo que es el fútbol sudamericano y los jugadores somos esclavos de los precios que nos ponen. (...) Yo no pienso en la plata, dejé muchas cosas en San Pablo para venir acá", declaró el Oso en aquel entonces. Fue en la misma temporada en la que le hizo un gol a Boca en cada una de las dos finales de Copa Libertadores.

Después de un primer semestre de adaptación, el ex Vélez se convirtió en uno de los mejores -quizás el mejor- intérprete de la idea del entrenador: cuando se puede jugar, se juega; cuando se tiene que meter, se mete. Desde el primer defensor hasta el último delantero, que suele ser el propio Pratto.

Por eso el DT lo apuntó desde su primer mercado de pases al frente del club, allá por 2014. Y aunque tuvo que esperar más de tres años para sumarlo, nunca dejó de pedirles a los dirigentes que hicieran el esfuerzo económico necesario para que forme parte del plantel.

El público también necesitó un tiempo para entender que la función que le encomendó el Muñeco no es la de un 9 tradicional, sino la de un futbolista que es, sólo circunstancialmente, el último engranaje de una máquina productiva que funciona con obreros comprometidos al máximo y no con estrellas. Aunque alguno de esos obreros cueste 14 millones de dólares.

En pleno idilio con los hinchas -que ya corean su nombre incluso en las tardes o noches en las que el arco se le cierra-, con su tozudez característica, el número 27 del campeón de América se cargó una vez más a sus compañeros sobre su lomo encorvado e insistió hasta el minuto 94 del partido contra Inter, porque sabía que cuando el arquero rival se equivocara, él tenía que estar ahí para empujarla.

"Es un jugador que siempre está predispuesto de buena manera para jugar. Hay veces que no le salen las cosas como le gustaría, pero sin embargo tiene voluntad y entusiasmo para brindarse para el equipo. Contagia dentro y fuera de la cancha", lo describió con claridad Gallardo.

Quizás, como muchos dicen, Pratto no sea un típico delantero del estilo histórico de River. Pero si hay algo que ya no admite discusiones es que este River sí es un equipo del estilo de Pratto.