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Gallardo y un tirón de orejas antipático pero necesario

El entrenador de River expuso a Cristian Ferreira, pero luego explicó los motivos de su enojo: el juvenil aún tiene mucho por aprender.

Gallardo y un tirón de orejas antipático pero necesario
Prensa River Plate

Las cámaras tomaron a Marcelo Gallardo, de espaldas, negándole el saludo final a Cristian Ferreira. El juvenil que tiene apenas un puñado de partidos en Primera, pero que ya empezó a darle dividendos al entrenador que lo hizo debutar, no pudo ocultar su cara de frustración cuando su padre futbolístico le hizo su primer desplante en pleno campo de juego.

La polémica se instaló de inmediato en las redes sociales y las críticas a la reacción del Muñeco no tardaron en llegar: que fue despiadado con un chico, que esas cosas se resuelven puertas adentro, que a un jugador experimentado no lo expondría de esa manera.

Lo que no se vio por televisión fue el breve diálogo entre los protagonistas, que quizás explique parte de la reacción. "Le pregunté si le pegó al arco porque estaba en una posición bastante difícil y me contestó que sí con una naturalidad como si la fuera a clavar desde allá", contó el entrenador, ya un poco más frío, ante los micrófonos de TNT Sports.

La promesa que pasó de ser el potencial reemplazante de Juan Fernando Quintero a quedar relegado en el equipo titular por Nicolás De La Cruz había tomado dos malas decisiones consecutivas en perjuicio de sus compañeros. Primero un remate de larga distancia en una acción en la que el Millonario tenía superioridad numérica en ataque; luego el tiro libre que suscitó el enojo del DT.

"Lo importante es que se tenga confianza. Es joven y tiene que ir aprendiendo todavía. Yo le tengo un gran aprecio y me parece un jugador muy talentoso", aclaró, retomando una vez más su actitud paternalista.

La realidad es que si algo destaca al conductor del plantel de River es su ecuanimidad en el trato con los futbolistas. El propio Rodolfo D'Onofrio, presidente del club, le destacó hace pocos días que "no tiene compromisos con nadie", algo que demostró en más de una oportunidad, cuando le tocó sentar en el banco a figuras de la talla de Lucas Alario, Gonzalo Martínez, Juan Fernando Quintero o Lucas Pratto, entre tantos otros.

La de este domingo pareció una reacción algo desmesurada no sólo por la edad del enganche cordobés, sino también por la jerarquía del partido que se disputaba en el José María Minella. Aunque también es cierto que esa charla y esa bronca que podría haberse manifestado en el vestuario muestra a un Gallardo auténtico, al que no le gusta dejar pasar posibilidades por errores evitables.

Ahora es momento de que Ferreira no se encoja de hombros. De que saque pecho y aprenda la lección. De que crea en sus condiciones, pero que sepa cuándo y cómo utilizarlas. De que privilegie el bien común sobre el convencimiento de sus muy buenas cualidades. Y de que entienda que, como dijo su enrenador, "a los 20 años nadie sabe todo".