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River Plate

Quintero y la responsabilidad de hacerse dueño del equipo

El colombiano jugó ante Defensa y Justicia su primer partido con la obligación de ser el principal factor de desequilibrio de River. Más allá de algunas buenas intervenciones, demostró que aún necesita familiarizarse con su nueva función.

Quintero y la responsabilidad de hacerse dueño del equipo
Prensa River Plate

“La 10 va a ser de Juanfer”, dijo Gonzalo Martínez después de haberse despedido del Millonario. Consagrado como un futbolista que supo ponerse el equipo al hombro y guiar a sus compañeros en momentos calientes, el Pity no dudó en señalar a su heredero.

Aunque con características distintas a las del flamante refuerzo del Atlanta United, el autor del inolvidable segundo gol riverplatense en Madrid también fue elegido por Marcelo Gallardo para tomar las riendas en la generación de fútbol. El Muñeco sabe que Quintero no puede aportarle la explosión, la velocidad, ni el gol que le daba su anterior número 10, pero sí una enorme visión de juego y una precisión en los pases y en la pegada que pocos tienen en Sudamérica.

El llamado a ser nuevo líder futbolístico del campeón de América no debe probar sus cualidades: sus apariciones esporádicas en la última Copa Libertadores bastaron para que River ganara la serie de cuartos de final contra Independiente y la final contra Boca, con dos remates que salieron de su pierna zurda. Sin embargo, su nueva tarea le exige algo más. El entrenador necesita un jugador constante, protagonista durante la mayor parte de los partidos, más allá de la importancia de sus toques de distinción aislados.

Contra Defensa y Justicia, Quintero se pareció mucho más al que fue en 2018 que al que deberá ser en 2019. Contribuyó con sus indiscutibles virtudes habituales, aunque por momentos se mantuvo al margen de las acciones en las que sus compañeros buscaban la manera de romper una sólida línea defensiva rival.

Lo mejor del Millonario en cuanto a la elaboración se vio justamente las pocas veces que Juanfer se juntó con Ignacio Fernández, el otro integrante del plantel sobre el cual recaerá el deber de crear y abastecer a los delanteros en este ciclo. Por momentos muy separados, los dos cerebros de este nuevo River se terminaron diluyendo.

Se trató apenas del primer partido del colombiano en esta función, pero está claro que tendrá que convencerse de pedirlas todas, de que este año puede ser suyo, pero no bastará con un inmenso talento intermitente. Ahora su equipo necesita un actor principal de 90 minutos, que agarre la pelota cuando quema y esté convencido de que él tiene la solución.