River Plate afronta el gran desafío de no desenfocarse
Después de una consagración inolvidable, River comienza un semestre en el que tendrá como primer objetivo no relajarse, para evitar una merma en el rendimiento como la que sufrió después de la Copa Libertadores 2015.
Este sábado, el equipo de Marcelo Gallardo se reencontrará con su gente en el Monumental, donde seguramente extenderá los festejos por la histórica final ganada en Madrid. Pero el duelo ante Defensa y Justicia también dará inicio a un nuevo proceso, con nuevos horizontes y las expectativas puestas en la Superliga, la Recopa y otra edición de la Libertadores.
En ese sentido, el entrenador del Millonario tendrá la difícil tarea de convencer a sus dirigidos de que llegó el día después. Aunque lo ocurrido el pasado 9 de diciembre ya adquirió carácter de eterno, la competencia oficial vuelve a exigirle a River que esté a la altura de las circunstancias y la primera seguidilla de tres partidos en casa puede catapultarlo incluso a la pelea por el campeonato.
En Núñez deberán aprender de sus errores y capitalizar lo ocurrido en la segunda mitad de 2015 para no sentirse llenos con lo obtenido hasta aquí. Tras la primera conquista de América en su ciclo, el Muñeco intentó que sus futbolistas no se conformaran. “Vamos por más”, proclamó aquel 5 de agosto, ante un Monumental que todavía festejaba bajo la lluvia torrencial la goleada sobre Tigres. Pero su arenga quedó en esa frase y, con el transcurrir de las semanas, de los meses, el plantel fue perdiendo el fuego sagrado que había hecho arder en esa Copa.
Tal fue el desgaste de aquel equipo que cuando llegó el Mundial de Clubes, cuatro meses más tarde, se vio una versión muy disminuida, que sufrió para vencer 1-0 en semifinales al Sanfrecce Hiroshima y fue vapuleado en la final en Yokohama por un Barcelona que pareció perdonarle la vida con un 3-0 incuestionable.
La reciente derrota ante el Al Ain no fue un buen síntoma, aunque la cercanía temporal con la victoria frente a Boca explica mucho mejor la relajación propia del objetivo cumplido -y más aún tratándose del más preciado de los objetivos-. Cuando Gallardo, en plena celebración en el campo de juego del Bernabéu, dijo “No hay nada más que esto”, transmitió un sentimiento común entre su cuerpo técnico, sus jugadores, los dirigentes y los hinchas. Tenía razón. Al menos en lo que quedaba de ese año, no había nada más que eso.
Ahora llegó para River la hora de dar vuelta la página. Ya nadie podrá quitarle a este grupo la gloria que cosechó en 2018, pero 2019 trae un nuevo desafío: el de no bajar tan rápido a la tierra después de haber tocado el cielo con las manos.