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RIVER-BOCA

Todo lo que debe saber sobre las 'barras' de River y Boca

En muy poco tiempo, Macri y los suyos ya saben que, como la inflación, hay cuestiones casi imposibles de dominar en el país que dirigen...

Todo lo que debe saber sobre las 'barras' de River y Boca
ALFREDO LUNAAFP

La lucha contra las barras bravas en la Argentina no será un camino tan sencillo como algunos quieren imaginar. Apenas en los días siguientes a que el Presidente Mauricio Macri y su ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, proclamaran la “tolerancia cero” hacia estos grupos a partir del escándalo ocurrido en la final de la Copa Libertadores, la realidad les va devolviendo un panorama mucho más sombrío.

Ayer mismo, tres hechos bien diferentes sirvieron para comprobar la enorme grieta existente entre teoría y práctica. La detención de Matías Firpo como uno de los responsables de la agresión sufrida por el micro de Boca el sábado pasado, primera en torno a esa causa luego de diez días de mutismo, es en principio una buena noticia. Pero no aclara el paisaje.

Según fuentes de la Fiscalía de la Ciudad de Buenos Aiers, Firpo, socio de River, no tendría vinculación alguna con Los Borrachos del Tablón, la barra que el club acepta como “oficial”, lo cual tiraría por tierra la teoría de la vinculación entre lo sucedido en la esquina de Avenida del Libertador y Lidoro Quinteros y el allanamiento de la casa del líder de ese grupo, Héctor “Caverna” Godoy, que tuvo lugar el día anterior. En esa pesquisa cabe recordar que fueron incautadas 300 entradas y dinero en efectivo.

Peor aún, una supuesta relación no confirmada entre Firpo y La Barra del Oeste complicaría todavía más la lectura de lo ocurrido. Los del Oeste componen una facción disidente de la barra riverplatense, están enfrentados literalmente “a muerte” con Los Borrachos (fueron los que provocaron la “batalla de la confitería” hace cuatro años) y han sido marginados por el club, lo cual los convierte en enemigos peligrosos de la actual directiva millonaria.

Horas más tarde, Rafael Di Zeo y Mauro Martín, “capos” de La 12 de Boca, embarraron un poco más la cancha. Los líderes, ex convictos ambos, caminaron delante del micro que trasladaba a la delegación xeneize a Ezeiza para trasladarse a Madrid, abriendo el paso, dispersando a los aficionados y, de alguna manera, ocupando el lugar de agentes de seguridad. Por supuesto, nadie del mismo club que pidió con vehemencia en Conmebol los puntos por lo ocurrido en el Monumental, se preocupó por alejar a sus reconocidos y violentos barras del centro de la escena.

Entretanto, el proyecto de ley “anti barras bravas” sufría un resbalón en el Congreso. Recuperada y modificada a toda velocidad tras dormir más de dos años en un cajón, la propuesta de una nueva norma que regule y sancione el mal comportamiento de hinchas, dirigentes, jugadores, técnicos y demás protagonistas de un espectáculo futbolístico se encontró con más oposición de la supuesta, incluso entre las filas del oficialismo.

El Poder Ejecutivo no quiso desaprovechar la oportunidad política de apurar la ley cuando los ecos del escandaloso y frustrado River-Boca siguen retumbando, y lo incluyó dentro del paquete a tratar en las sesiones extraordinarias que tendrán lugar antes de finalizar el año. Sin embargo, ni los diputados propios ni los ajenos están convencidos.

La reunión de comisiones de ayer destapó las discrepancias. Por un lado, se alega que el nuevo régimen sancionador es desproporcionado (penas excesivamente largas) y choca contra lo que está pautado en el proyecto de reforma del Código Penal. Por otro, se pide reformular con mayor precisión algunas cuestiones como cuál es el límite de “las inmediaciones” de un estadio o los tiempos referidos al “antes, durante y después” de la celebración de un partido.

Hay diputados que ven necesario escuchar las opiniones de los presidentes de algunos clubes y de expertos en la materia; y otros, como el oficialista Fernando Iglesias, que se preguntan para qué pueden servir dichas opiniones. En definitiva, parece difícil que pueda consensuarse un dictamen para que el tema sea tratado en la Cámara antes de terminar 2018.

“Tolerancia cero” con las barras bravas fue la orden y la promesa que se lanzó desde el Gobierno luego de lo ocurrido en ese River-Boca que nunca se jugó. En muy poco tiempo, Macri y los suyos ya saben que, como la inflación, hay cuestiones casi imposibles de dominar en el país que dirigen