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RIVER PLATE

Hinchas contras barras en River

El estadio riverplatense vivió una noche de broncas cruzadas antes del obligado viaje del equipo a España para jugar la tan postergada Superfinal de la Copa.

Actualizado a
Hinchas contras barras en River
JAVIER GONZALEZ TOLEDOAFP

“Que se vayan todos / Que no quede ni uno solo…”. El viejo cántico del 2001 resurgió ayer con fuerza en el Monumental. Pero esta vez no fueron políticos ni dirigentes los destinatarios, sino Los Borrachos del Tablón, la barra brava que el propio club reconoce como “oficial” y que desde el Gobierno de la Ciudad y el de la Nación fue directamente acusada –por el momento sin ninguna prueba concreta, es cierto- de provocar los desmanes que terminaron con la suspensión de la final de Copa Libertadores ante Boca y su posterior traslado al Santiago Bernabéu de Madrid.

“Los únicos que podemos defender a nuestros hinchas somos nosotros el domingo adentro de la cancha. Nadie más”, dijo a su vez Marcelo Gallardo en la conferencia de prensa posterior al partido, mientras trataba de no sacar a relucir el enojo que sin duda bullía en su interior.

El estadio riverplatense vivió una noche de broncas cruzadas antes del obligado viaje del equipo a España para jugar -¡por fin!- la tan postergada Superfinal de la Copa. El encuentro por la Superliga ante Gimnasia, con dos conjuntos sin titulares, cada uno con la cabeza metida en la final que debe dirimir durante la semana (el Lobo enfrenta el jueves a Rosario Central por el título de la Copa Argentina), quedó por eso reducido casi a una anécdota y la noche tuvo más de referéndum que otra cosa. Una compulsa que, tal vez, pueda marcar el inicio de un divorcio que el fútbol argentino necesitaría firmar cuanto antes.

“Yo no soy barra brava / Yo no soy delincuente / Yo soy hincha de River / Como toda la gente”, cantaron los espectadores del resto del estadio apuntando hacia la tribuna adonde Los Borrachos del Tablón mantenían sus banderas “del derecho”, mientras todas las demás habían sido colgadas con las letras hacia arriba.

La iniciativa se originó en las redes sociales y fue creciendo en la semana. No se puso en práctica el miércoles pasado en el partido de Copa Argentina ante el mismo rival porque se sabía que la barra brava no iba a viajar a Mar del Plata, pero se hizo sentir ayer. Los silbidos, la negativa a acompañar muchas de las canciones iniciadas en el sector de la Sívori alta y los gritos directos del estilo “Pagá la entrada, la p… que te p…” se fueron repitiendo durante buena parte de la noche.

Pero no fueron los únicos dardos cargados de bronca ni fueron los Borrachos los únicos señalados con el dedo acusador. La Conmebol, Boca, la AFA, las fuerzas de seguridad y hasta el presidente Mauricio Macri tuvieron también lo suyo.

El partido debió demorar su inicio varios minutos para retirar las pancartas con ataques durísimos contra la entidad que rige el fútbol sudamericano. “Nuestra pasión es su negocio. Métansela en el …”, “Se juega acá o en ningún lado. Dejen de lucrar con nuestra pasión”. o “La estafa más grande de la historia del fútbol” pudo leerse en distintos sectores del estadio, mientras brotaban insultos contra la Conmebol y, por supuesto, contra Boca, por su actitud de pedir los puntos por el frustrado encuentro de la semana pasada.

“Conmebol tomó una medida absurda. Algún día vamos a recordar esto como una vergüenza total”, reflexionó Gallardo, “Mi indignación es la misma de los hinchas genuinos de River, a quienes les quitaron la posibilidad de ver a su equipo jugar en su estadio y en las mismas condiciones en las que nosotros fuimos a jugar a la Boca", completó el técnico millonario, que prefirió enfocarse en la preparación del partido en Madrid antes que ahondar en sus críticas.

A esas horas, en las tribunas ya no quedaban rastros de la amenaza de divorcio. Hace algunos años, una vez producido el regreso desde la B Nacional, esta misma división se produjo entre los hinchas de Independiente. De hecho hubo un pedido expreso para poder ocupar la tribuna popular sur y así separarse físicamente de la barra que todavía manejaba Bebote con mano de hierro. Hoy, y desde hace un año, el Libertadores de América es uno de los pocos estadios del país donde no hay barras bravas, con la cúpula descabezada y recluida en la cárcel.

La gente de River dio ayer un paso en ese mismo sentido. Cabe esperar que aquellos que toman decisiones hayan tomado nota de lo sucedido.