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BOCA 2-2 RIVER | FINAL COPA LIBERTADORES IDA

Decidirá el Monumental

El Monumental decidirá si Boca o River es campeón de la Libertadores. El primer envite entre ambos terminó en tablas y traslada el desenlace a la revancha de dentro de 13 días.

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Decidirá el Monumental

El Monumental decidirá el campeón de la Libertadores entre Boca y River. El primer envite entre ambos terminó en tablas y traslada a la revancha de dentro de 13 días un desenlace histórico, un encuentro que marcará para siempre el futuro de unos y otros. Los goles visitantes no valen doble en la final de la Copa y eso hace que los dos que anotó River en la Bombonera tengan su valor, pero no sean diferenciales en caso de empate. Boca, por su parte, deberá ganar la vuelta o hacerlo en los penales para ser campeón. Casi nada.

En todo caso, el Superclásico fue una reivindicación del fútbol argentino y sudamericano. La mejor posible. River y Boca jugaron con corazón, pero también fútbol, en un primer tiempo antológico. Lo que en esta clase de partidos suelen ser patadas y tanganas fueron esta vez asistencias y ocasiones.

En los primeros 45 minutos hubo más goles que tarjetas, de hecho. El encuentro también puso en el foco a Guillermo y Gallardo, los técnicos de Boca y River, dos de los mejores entrenador argentinos de la actualidad y eso es mucho decir. El de River sorprendió con tres centrales atrás y dominó de pleno en el arranque, aunque le faltó pegada. Pity campó a sus anchas y sólo la falta de puntería de Santos Borré evitó que el dominio se tradujera en goles.

Por su parte, el entrenador de Boca supo reaccionar tras la lesión de Pavón, una de sus estrellas, y metió un segundo nueve con el que chocar contra los tres centrales millonarios. Uno de esos tanques de área, Wanchope Ábila, puso por delante a Boca cuando más sufría, pero rápido empató River tras una genialidad del Pity Martínez que resolvió Pratto.

El partido medía el estilo más fino de River con el más corajudo de Boca. El premio a la constancia Xeneize llegó al borde del descanso, cuando Benedetto, el héroe de Boca en la Copa, remató de cabeza una jugada a balón parado. La Superfinal era una locura. Con menos propuesta pero mucho más veneno, Boca puso contra las cuerdas a River y le obligó a sacar lo mejor de sí mismo.

El Millonario aceptó el reto. Gallardo, sancionado sin pisar ni siquiera el estadio, debió dar orden a su segundo de alguna manera para cambiar el esquema. Se fue Martínez Quarta y entró Nacho Fernández, lo que potenció el centro del campo y le dio más juego.

Boca amenazó en cada contra, pero River vio recompensado su afán por buscar el gol que igualara la eliminatoria. El empate llegó, nuevamente, a balón parado. Fue Izquierdoz el que introdujo la pelota en su portería tras un centro medido, uno más, del Pity Martínez.

Quedaba tiempo, pero la batalla había sido demasiado dura como para mantener la brillantez. Físicamente bajaron mucho los dos equipos y agotaron los cambios por lesiones o cansancio. Tevez entró en los últimos minutos y agitó a los suyos, pero fue puntual. Sólo en la última acción, en un mano a mano de Benedetto con Armani, pudo lograr la victoria Boca. El arquero de la selección Argentina adivinó el remate y trasladó al partido de vuelta en el Monumental, dentro de 15 días, el veredicto de una final para el recuerdo, como también lo fue este primer partido fantástico entre Boca y River.