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BOCA-RIVER

La violencia sin fin en la historia de los Boca-River

La iniciativa del presidente Mauricio Macri de que haya público visitante renovó el debate sobre la violencia en el fútbol en la Argentina, un drama sin solución a la vista.

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La violencia sin fin en la historia de los Boca-River

La iniciativa del presidente Mauricio Macri de que la final entre Boca Juniors y River Plate de la Copa Libertadores se juegue con público visitante renovó el debate sobre la violencia en el fútbol en la Argentina, un drama sin solución a la vista. Boca y River rechazaron la idea, reacios a prescindir de entradas para sus socios y a tener que prever un operativo de seguridad aun más grande que el que ya se organiza para los partidos en "La Bombonera" y el "Monumental" de Buenos Aires.

Pero el problema de fondo, la violencia en el fútbol, sigue vigente más allá de una final histórica entre los dos archirrivales argentinos. Hace más de cinco años que en Argentina está prohibido que los hinchas visitantes vayan a los estadios a alentar a sus clubes. Sólo está permitido en algunos casos muy puntuales y bajo extremas medidas de seguridad. La medida extrema fue adoptada en 2013 por la entonces presidenta Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) y la Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

Volver a jugar con público visitante "es imprudente e irresponsable", aseveró el ex juez y ahora presidente de la ONG Salvemos al Fútbol, Mariano Bergés. "En cinco años no se hizo un sólo trabajo de capacitación con los directivos de los clubes como para prepararnos para algo así", sostuvo. La violencia en el fútbol se cobró la vida de 325 personas desde 1922 en la Argentina, de acuerdo a Salvemos al Fútbol. A esta lista trágica se suma el asesinato el viernes de un hincha de Unión de Santa Fe en las instalaciones del club.

Al parecer, fue víctima de una pelea entre distintas facciones de la "barra brava", el sector más violento de la afición. Mientras, se investiga si la muerte de un joven en la céntrica Avenida 9 de Julio de Buenos Aires en la madrugada del jueves, luego de la clasificación de Boca a la final de la Copa Libertadores tras vencer al Palmeiras de Brasil, fue producto de una trifulca entre "barras". El joven fue atacado en la calle y al caer golpeó su cabeza y sufrió una fractura de cráneo.

Estos dos casos, más los graves incidentes que se registraron el sábado cuando se permitió el ingreso de hinchas de River visitantes al partido con Estudiantes en el estadio de Quilmes y hubo más de 50 detenidos, marcaron una de las semanas más violentas en el fútbol de los últimos tiempos, justo cuando entró en debate si la final debía jugarse con público visitante. "Sería una locura jugar con hinchas visitantes porque no es una prueba para ver si sale bien y habilitar a futuro el ingreso general. Es una operación de marketing para vender un show a nivel internacional y después todo vuelve a ser como antes", declaró a dpa Pablo Lejder, del programa radial "Código de barras".

"No se trabajó estos años para reducir la violencia en el fútbol, la sociedad argentina no está preparada", subrayó. El periodista, experto en la investigación de "barrabravas", advirtió además que los clubes "están muy cómodos sin público visitantes". Y el número propuesto por la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol) de visitantes, unos 4.000, no sería además representativo. El presidente de Boca Juniors, Daniel Angelici, lo reconoció. "No alcanzarían dos o tres estadios para esta final, muchísima gente va a querer venir. Son 4.000 entradas que no puedo vender a los socios de Boca. Y además se pierden otras mil en los pulmones (las franjas vacías para separar a las aficiones)", declaró el directivo al canal América.

Esas 4.000 entradas para visitantes "ni siquiera se van a poder poner en venta, porque en los clubes hay política y entre las agrupaciones, las peñas y demás se van a ir", precisó Angelici. Los analistas no descartan que también fueran repartidas por los clubes a "barrabravas". River y Boca tienen su propio historial de violencia en "superclásicos", como el asesinato de dos hinchas "millonarios" cuando salían de "La Bombonera" tras un triunfo del club de Núñez en 1994.

Ocho "barras" fueron condenados por los asesinatos, entre ellos el entonces líder del sector violento José Barrita, alias "El Abuelo". Otros líderes de las "barras bravas" de River y Boca fueron juzgados por diversos ilícitos. El ex líder de la "barra" de River Alan Schlenker cumple una condena de prisión perpetua por asesinato. También recibieron diversas condenas, aunque mucho más leves, los jefes del sector más violento de la hinchada de Boca, "La Doce", Rafael Di Zeo y Mauro Martín.