NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

BOCA-RIVER

Sin educación ni tolerancia nunca habrá hinchada visitante

Angelici y D'Onofrio coincidieron en que no habrá presencia visitante en La Bombonera ni en el Monumental durante la final de la Copa Libertadores.

Sin educación ni tolerancia nunca habrá hinchada visitante
JUAN MABROMATAAFP

No habrá hinchas visitantes en La Bombonera y el Monumental en las finales de la Copa Libertadores. La decisión no es todavía oficial, pero Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio lo expresaron con claridad el domingo por la noche en el programa “Debo decir” que dirige Luis Novaresio. Incluso pese a cierta insistencia de Martín Ocampo, ministro de Seguridad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que compartió con ellos el panel y expresó una y otra vez que con la prometida ayuda de fuerzas nacionales no habría problemas de cumplir el deseo del presidente Mauricio Macri de habilitar espacios para los simpatizantes rivales.

Impulsados a tomar la determinación final, los titulares de los clubes repartieron críticas y justificaciones antes de apuntar a los motivos concretos por los que se niegan a admitir hinchas del eterno adversario en sus casas. “Es un problema de capacidad de los estadios”, dijo D’Onofrio, “en las tribunas donde antes iban los visitantes hoy se ubican miles de socios que no tendríamos dónde colocarlos”. Angelici se orientó por el mismo lado: “No solo deberíamos abrir un sector para 4.000 personas sino otro de 1.500 como pulmón de separación con la gente de Boca. Hoy por hoy esto es imposible”.

La realidad indica que desde la prohibición de asistencia de visitantes a las canchas (2013 en Primera División), las instituciones con gran caudal de asociados han aprovechado esos sectores para ampliar las posibilidades de acceso al estadio de sus propios hinchas. “Nosotros hicimos obras para reacondicionar la Centenario Alta”, comentó al respecto el titular millonario. La mayoría paga una cuota anual para asegurar su entrada a todos los partidos, y es fácil suponer que prácticamente nadie querrá perderse el Superclásico más trascendente de la historia.

Ya lanzados en sus explicaciones, Angelici y D’Onofrio abundaron en sus argumentos. “Además, el hincha común apenas podría comprar las 4.000 entradas para ir de visitante. En todos los clubes hay política, agrupaciones, peñas, y ellos se llevarían casi todas”, señaló el presidente de Boca, en una implícita aceptación de que la barra brava, los aliados internos y los amigos del poder que reciben entradas de favor se quedarían con todo lo que, en teoría, saliera a la venta.
Sentado frente a él, D’Onofrio aprovechó la circunstancia para profundizar su crítica a la idea del presidente Macri. “Yo fui a ver muchos River-Boca”, recordó, “y que realmente haya visitantes es que ocupen las bandejas media y alta de una de las cabeceras. Solo 4.000 hinchas en medio de un estadio lleno es lo mismo que nada”. El titular riverplatense no ahorró palabras al calificar la iniciativa surgida en Casa Rosada: “Fue un error. El presidente es humano y se puede equivocar”, indicó, antes de tildar la presencia de ese número de simpatizantes como una mera maniobra de imagen “para dar una apariencia de normalidad”.

Ambos presidentes se quejaron de la falta de consulta en las cuestiones organizativas de las finales, en una declaración que apuntaba tanto a la Conmebol como al Gobierno nacional, y en el caso concreto de la presencia de simpatizantes visitantes coincidieron en que “no es algo que pueda solucionarse de un día para otro, sin una planificación previa”.

Y aunque haya pasado algo inadvertida, tal vez la sentencia final de D’Onofrio haya sido la más certera para explicar por qué no están dadas las condiciones para modificar lo que es norma habitual en los partidos de cada semana en nuestro país. Su definición enlaza, además, con la pretensión manifestada por las autoridades del Gobierno de la Ciudad de prohibir los festejos de quien gane la Copa en el Obelisco, para evitar daños en la vía pública. “La clave está en la educación y la cultura”, subrayó el mandatario de River, “es ahí adonde todos, pero básicamente la política, deberíamos poner los mayores esfuerzos, porque es la base de un futuro mejor para el país”.

Esa educación, esa cultura que alguna vez fue orgullo de los argentinos y se fue perdiendo a través de sucesivas crisis está en el origen de la intolerancia y la violencia que llevaron a prohibir la presencia de hinchas visitantes en las canchas. Y que no hay modo de modificar en estas tres semanas, aunque la final de la Libertadores la jueguen Boca y River.