RACING
Racing y el karma de perder en los partidos complicados
Tras un gran partido ante Boca, se dejó empatar el partido al final. Es capaz de sacar los partidos con soltura excepto si juega contra los equipos grandes.
Los goles de Wanchope Ábila y Sebastián Villa que le permitieron a Boca remontar en los últimos minutos el partido de este domingo ante Racing no bajaron al equipo de Avellaneda de la punta de la tabla, pero sí impidieron que se despegara. Además, invitaron a poner el acento en un dato curioso: en un semestre en el que la Academia camina firme en la cabeza de la Superliga no ha podido cantar victoria en ninguno de los encuentros frente a rivales de un nivel comparativamente parejo.
Un breve repaso de la campaña de los dirigidos por Chacho Coudet indica que empataron en la visita a Atlético Tucumán en la primera fecha del certamen cuando, como ayer, Racing ganaba 2-0 y la igualdad llegaría en el minuto 87. La serie contra River en la Libertadores registró un 0-0 y un 0-3, en la única derrota de estos dos meses de competición. Y el resto fueron victorias, en el Cilindro ante Vélez, Rosario Central y Unión; como visitante enfrentando a Patronato, Lanús y Argentinos Juniors, tres equipos de la parte baja de la clasificación.
El dato renueva una vieja pregunta: ¿Dónde se ganan realmente los títulos? ¿En los enfrentamientos directos con los equipos equivalentes y en los clásicos? ¿O en los partidos y las canchas de los conjuntos más débiles?
Las respuestas varían dependiendo de varios factores. Las características del torneo, por ejemplo. No es lo mismo una Liga como la española, la portuguesa o –históricamente- la uruguaya, en las que se sabe de antemano que solo dos o tres equipos aspiran a dar la vuelta la olímpica, que otros torneos de mayor paridad. En el primer caso, la pelea por el título dependerá de lo que pase en los cruces entre ellos. En el segundo, adquieren tanta o más importancia los puntos que dejen de perderse ante equipos débiles que aquellos que puedan lograrse en los partidos que llaman más la atención.
Boca, por ejemplo, dominó la Superliga pasada de punta a punta. Sin embargo, entre los grandes solo venció a River (2-1 en el Monumental), mientras que perdió contra Racing e Independiente e igualó con San Lorenzo. Tampoco le fue mucho mejor en sus excursiones a las canchas más difíciles del Interior: cayó en Arroyito frente a Rosario Central y empató 1-1 con Atlético Tucumán. De hecho, su único triunfo fuera del ámbito bonaerense fue en Paraná, ante Patronato. Pero le alcanzó para ser campeón con dos unidades de ventaja sobre Godoy Cruz y seis sobre San Lorenzo.
“Las ligas se ganan contra los equipos pequeños”, aseguran los estudiosos de las estadísticas. Quizás sea más preciso asegurar que es con ellos donde se pueden perder. La relajación, la subestimación, cierta dosis de confianza desmedida llevan muchas veces a los conjuntos poderosos a perder la concentración en partidos que se consideran ganados antes de jugar, cuando la experiencia debería indicar justo lo contrario. Eso es, por el momento, lo que no le está ocurriendo a Racing, cuya intensidad para disputar los encuentros “menores” le están dando la ventaja suficiente para liderar la tabla.
Ganar los clásicos da más prestigio, tiene una trascendencia mayor y satisface el orgullo de los hinchas, pero en el fondo otorga los mismos puntos que cualquier otro partido y en la suma final pesa menos que el resto del campeonato. Racing, por ahora, se hizo fuerte ante los rivales con jerarquía y presupuesto más chicos. Si al final se lleva la Superliga, seguramente poco les importará a sus hinchas que el casillero de victorias contra los grandes vaya a quedar vacío.