El Pampa Biaggio le habló al oído y le dio una palmadita en el hombro a los 23 minutos del segundo tiempo. En Mendoza, San Lorenzo empataba 1 a 1 con Estudiantes el partido por los octavos de final de la Copa Argentina, principal objetivo que el Ciclón tiene desde ahora y hasta fin de año. El cartel electrónico indicó que el número 16 entraba por el 37. Pablo Mouche le dio un beso afectuoso y por fin, casi siete meses después de su último partido oficial, Fernando Belluschi volvió al lugar donde más le gusta estar: una cancha de fútbol.
No necesitó demasiado tiempo para demostrar que la prolongada,traicionera y polémica lesión en el tendón rotuliano de su rodilla izquierda no había dejado secuelas en su indiscutible calidad. Apenas 12 minutos más tarde, y después de dar un susto por un golpe en la mandíbula que recibió tras un choque con Fernando Zuqui, manejó a la perfección una contra de los de Boedo, levantó la cabeza y lo dejó a Nicolás Reniero mano a mano con Andújar. El gol abrió el camino a la victoria de San Lorenzo y su pase a cuartosde final.
"Habíamos hablado de que no iba a jugar más de 30 minutos. Para nosotros es muy importante tenerlo adentro de la cancha" , dijo después del 3-1 final un entrenador para quien el regreso del volante de 35 años es un bálsamo. Biaggio explica en la ausencia de Belluschi muchas de las carencias que el equipo mostró este año: la falta de chispa creativa, el juego descafeinado y la escasez de variantes para llegar al gol que derivaron en la eliminación de la Copa Sudamericana, el mal arranque en la Superliga y las duras críticas a la labor de un técnico que parece vivir bajo sospecha de manera permanente.
Dueño de una pegada envidiable y una visión de juego que escasean el fútbol argentino, la carrera del hombre nacido en Los Quirquinchos, provincia de Santa Fe ha estado marcada por los altibajos. A los momentos de esplendor que conoció casi en cada club por los que pasó -Newell's, River, Olympiakos de Grecia, Oporto, Genoa, Bursaspor de Turquía, Cruz Azul y por fin San Lorenzo- le siguieron indefectiblemente caídas abruptas, ya sea debido a lesiones o rachas de bajo rendimiento.
Tal vez por eso, y porque le faltaron actuaciones consagratorias en partidos trascendentes, no logró asomarse a la gran vidriera del fútbol mundial ni pudo ganarse un lugar en la selección. Sus virtudes, sin embargo, nunca estuvieron en discusión. Basta recordar que Ariel Holan insistió varias veces en llevarlo a Independiente, sin tener en cuenta ninguno de los factores que desaconsejaban su fichaje.
La progresión de Belluschi ahora en más es una verdadera incógnita. La edad y los golpes acumulados le juegan en contra, pero no es lo único. El fútbol argentino (y el sudamericano en general), tan físico y de tanto roce, con sus campos en mal estado y sus arbitrajes quetienden a permitir el exceso de violencia, maltrata al jugador diferente , al que se impone una pausa para pensar y marcar los rumbos de un equipo. La actualidad de San Lorenzo, con un plantel en pleno recambio generacional y con recursos limitados, tampoc oayuda demasiado.
¿Podría convertirse Belluschi en el "Juanfer Quintero de Boedo, capaz de dinamitar un partido en media hora? Tal vez. ¿Puede desgastarse y volver a caer lesionado en un par de semanas si sus piernas son sometidas a un desgaste excesivo? También.
De cómo sepa aprovechar Biaggio la capacidad de su "hombre-franquicia" dependerá en buena medida el futuro a corto plazo. Por ahora, y luego de la ráfaga de luz que Belluschi proyectó ayer en Mendoza, al Ciclón le alcanza para dibujar una sonrisa y creer que el porvenir ya no pinta tan oscuro.