NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

SELECCIÓN

Argentina arranca el camino final sintiéndose favorita

Con la euforia y el desahogo todavía palpitando en la piel, con la efervescencia en pleno hervor y la confianza por las nubes, con toda la seguridad en sí misma.

Actualizado a
Argentina arranca el camino final sintiéndose favorita
GEORGI LICOVSKIEFE

Con la euforia y el desahogo todavía palpitando en la piel, con la efervescencia en pleno hervor y la confianza por las nubes, con toda la seguridad en sí misma que había brillado por su ausencia durante los últimos años. La selección argentina encara ante Francia su ruta hacia una nueva final del mundo con ingredientes absolutamente impensables hace apenas cuatro días.

¿Puede un segundo, un instante, cambiar la vida de un equipo de fútbol? Puede. El minuto 87 del partido ante Nigeria es el mejor de los ejemplos. No solo porque en ese instante Marcos Rojo logró el gol que permite que mañana a las 11 (hora argentina) vuelva a escucharse nuestro himno en Rusia 2018, sino porque de pronto, como por arte de magia, se esfumaron las confabulaciones y los debates, los rumores y las desmentidas, las dudas y los malos presagios. Argentina, increíblemente, saldrá al Kazán Arena sintiéndose favorita ante uno de los conjuntos que a priori integran el lote de los candidatos a levantar la Copa.

Las pocas horas transcurridas desde el 2-1 del martes facilita esa sensación. Argentina no jugó un partidazo ante los africanos, sufrió hasta el final, estuvo a punto de quedar eliminada, pero sobrevivió, y sus jugadores se enganchan al envión anímico para creerse en condiciones de dar el siguiente paso.

Jorge Sampaoli y sus asesores –futbolistas incluidos- van a hacer uno o ningún retoque en el equipo que saldrá a la cancha. O serán los mismos once que estuvieron contra Nigeria o, a lo sumo, podría haber un cambio: Pavón por Higuaín. Aunque de producirse, modificará buena parte de la estructura colectiva, en ataque y en defensa.

El ingreso del puntero de Boca tiene varios argumentos teóricos para un partido que se considera será cerrado, muy táctico, largo y que puede decidirse en mínimos detalles. Nadie está disconforme con el trabajo del 9 de la Juve pero con Pavón se pretende conseguir soluciones a algunos desajustes observados y mejorar la profundidad del ataque.

Los técnicos de la selección quedaron preocupados porque en demasiadas ocasiones, cuando el equipo no tiene la pelota, Mascherano y Banega quedaron en la misma línea dejando un hueco muy peligroso a sus espaldas. Con Messi partiendo desde la derecha pero sin retroceso por ese lado, Enzo Pérez debe ocuparse del rival que entre por esa zona y de ese modo los volantes rivales tienen un amplio margen de acción.

Pavón ayudaría a encontrar un balance. Se ocuparía de tapar a Hernández, el lateral izquierdo francés (o de impedirle que suba), permitiría que Enzo Pérez jugara más centrado y que Mascherano no tenga que salir a achicar a campo abierto. En ataque, si bien se perdería presencia en el área sin Higuaín, se ganaría profundidad y anchura por derecha, mientras que con la ubicación de Messi como “falso 9” se busca que arrastre a los centrales hacia afuera y deje pasillos para las diagonales de Di María o Tagliafico de un lado, Pavón y Enzo Pérez del otro. Y del propio 10 por el carril que elija en cada jugada.

El tema está en estudio y no será hasta horas antes del encuentro que llegue la decisión final. En todo caso, no parece que sea lo sustancial. La clave en este momento pasa por la convicción de sentirse más, una sensación que incluso alientan las noticias que llegan desde el campamento francés.

La prensa gala afirma que nadie quería a Argentina como adversario en octavos, y que el gol de Rojo cayó como un rayo en la delegación bleu. Saben Deschamps y los suyos que se encontrarán con un rival experto y crecido, multiplicando las incertidumbres propias. Hasta ahora Francia ha sido un grupo de grandes individualidades pero no llega a conformar un gran equipo. El supuesto temor a Messi y compañía podría debilitar aún más un carácter de por sí frágil.

El técnico francés volverá a apostar al músculo en mitad de cancha, con Kanté –el más destacado en la primera fase-, Pogba y Matuidi en el eje, más la velocidad de Mbappé y Griezmann y la inteligencia de Giroud arriba. Nada hace pensar que irá al frente desde el inicio. Buscará controlar el partido en el medio, pasar los menores sustos posibles y provocar córners o faltas laterales para que Varane, Umtiti, Pogba y Giroud hagan pesar su altura en los centros. Es decir, aprovechar los detalles.

La cuestión física, se supone, juega a favor de los europeos, ya que en el último partido ante Dinamarca la mayoría de los titulares descansaron, y los demás disputaron un encuentro relajado y sin tensiones. Por otro lado, la juventud de muchos de sus hombres debería ser una ventaja si el encuentro se prolonga hasta los 120 minutos.

Estas son las cartas. La experiencia, la convicción y el mejor del mundo por un lado. Las individualidades, la potencia física y el poder goleador por el otro. Ante Francia comienza el camino de los play off, de los partidos que no tienen vuelta atrás. Argentina, no hay que olvidarlo, ya jugó uno de este tipo en este Mundial. Ese que ganó sobre la hora y le cambió la vida.