El comentario surgió de manera espontánea en el mismo momento que Jorge Sampaoli dio a conocer la lista de 23 hombres que viajarían a Rusia: “Falta un mediocampista” , se dijo casi a coro en la mayoría de los foros del país.
Días más tarde, con el equipo ya entrenando en Barcelona, la lesión de Manu Lanzini dio la razón a ese clamor. El técnico decidió reemplazarlo por Enzo Pérez , a medias para corregir el déficit que era vox pópuli y también porque, ya que se le había caído quien se perfilaba como socio ideal de Messi, nada mejor que recuperar a quien lo fue en Quito, la noche de la clasificación al Mundial.
El volante de River estaba de vacaciones cuando recibió la noticia, viajó con urgencia y se sumó a la concentración. “Llegó muy retrasado en la preparación”, se filtró entonces desde la periferia del cuerpo técnico, dando entender que llegaba para rellenar un hueco. Hoy, después del traumático 1-1 contra Islandia en el debut, Enzo Pérez aparece como el candidato número uno para reemplazar a Lucas Biglia , aparentemente caído en desgracia la tarde del sábado. Y como mínimo resulta sorprendente que así sea.
En principio, por la propia cadena de hechos . Enseguida, porque el pasado reciente del mediocampista mendocino no es muy alentador. Su buen rendimiento en el Valencia durante dos temporadas comenzaba a declinar –“No puede sostener el ritmo cuando el mediocampo rival toca rápido la pelota”, explicaron en su día los técnicos del conjunto español para justificar su marcha en 2017- y llegó a River. Le costó readaptarse, levantó durante unos meses y se ganó todos los elogios en Quito. Pero desde entonces su rendimiento cayó en picada.
¿Cómo puede ser entonces que en las dos últimas prácticas de la selección aparezca por encima de Maxi Meza o Giovani Lo Celso como titular para enfrentar a Croacia? No hay ejemplo más nítido para exponer las dudas que envuelven a un técnico de quien cabría decir que cualquier semejanza con el que dirigía a Chile hace cuatro años en Brasil es pura casualidad.
Si aquel Sampaoli modelo 2014 tenía convicciones firmes y desparramaba seguridad en cada decisión y en cada frase, este circula en sentido exactamente contrario.
El ingreso de un volante en lugar de Biglia para oponerse al potente mediocampo que conforman Rakitic, Modric. Rebic y seguramente Badelj no será la única modificación respecto al equipo que jugó ante los nórdicos. La entrada de Gabriel Mercado y Cristian Pavón se dan por seguras, tanto como el cambio de sistema a un 3-4-3 o un 3-4-1-2. Pero falta la pieza clave.
El entrenador de Casilda había sumado a Leonardo Paredes, Guido Pizarro y Rodrigo Battaglia en la primera lista de 35 jugadores. Descartó a Matías Kranevitter y nunca le dio la chance a hombres como Iván Marcone o Santiago Ascacíbar, todos ellos candidatos a ocupar el puesto que ahora se busca contrarreloj por los rincones de Bronnitsy.
Hay que darle la derecha a Sampaoli y aceptar que tal vez ninguno de ellos cumpla con las exigencias de una función vital en el equipo , pero ¿las cumple Meza, que muy contadas veces jugó de doble 5? ¿O Lo Celso, enganche natural que parecía titular indiscutible para el debut y no fue ni siquiera un cambio a considerar? ¿Las cumple el actual Enzo Pérez, con su inactividad y su muy flojo 2018 a cuestas?
Cualquiera que hubiese sido la idea original antes de aterrizar en Rusia, el empate en el estreno la puso en duda . Y esta maldita palabra de solo cuatro letras acompañará a la selección hasta Nijni Novgorod, donde la espera el potente mediocampo de Croacia. Será el momento de disipar los interrogantes, para bien o para mal.