Lionel Messi sufrió este sábado "como nadie" el empate frustrante ante Islandia en el debut argentino en la Copa del Mundo , y en las entrañas del estadio de Spartak Moscú mostró a un pequeño grupo de periodistas cuanto siente la camiseta albiceleste y lo que le duele asumir que el único responsable de ese mal resultado fue él.
"Lío" padeció como pocos una jornada en la que las cosas no le salieron de principio a fin , con un penal contenido por el arquero islandés y un tiro libre desperdiciado contra la barrera en la última acción del partido, lo que lo hizo reaccionar revoleando al viento la cinta de capitán.
Después, con tanta amargura encima también dio la cara, y cuando se iba de los vestuarios, en un rinconcito apartado de la zona mixta por donde pasan los futbolistas tras los partidos, se detuvo a hablar, como suele hacerlo en cada competencia de largo aliento como esta, con un muy reducido grupo de periodistas de medios gráficos argentinos entre los que se contaba Télam. Se le notaba la congoja en el gesto y las palabras, pero no declinaba ninguna consulta. Hizo una autocrítica mordaz, aceptó lo que venía sin excusas, hasta que se quebró.
Después de tanta autolaceración, la consulta pasó por lo positivo que le había visto al equipo en el debut. Estaba empezando a responder cuando apareció "alguien" que lo interrumpió con un "Leo, Leo", intentando interrogarlo a mitad de camino de la respuesta que estaba dando.
"Espera un poquito que estoy contestando", le advirtió respetuosamente, con el mismo tono moderado de siempre. "Ahhh, te estaba diciendo algo y se me fue", le devolvió la mirada a su primer interlocutor. Pero luego bajó la cabeza, se le cortaron las palabras, parecía advertirse un brillo distinto en sus ojos apenas abiertos. "No me acuerdo que te estaba diciendo", agregó. "Ma' sí, me voy", expresó con la voz suave de siempre pero más entrecortada que nunca. Quizá tenía ganas de llorar.
Quizá no quería que lo vieran al desnudo, demostrar cuando quiere a la camiseta argentina, aunque algunos no lo crean. Porque así es "Lío", metido para adentro en sus sentimientos, pero con la simpleza y la humildad a flor de piel.